miércoles, 28 de septiembre de 2016

UNA REUNIÓN PARA REAFIRMAR LOS JUICIOS DE LESA HUMANIDAD COMO POLÍTICA DE ESTADO



 A pedido de los organismos volvió a reunirse después de más de un año la Comisión Interpoderes para analizar la situación de los juicios a represores. Con la presencia de Lorenzetti y Rosatti, junto a legisladores, jueces y miembros del Ejecutivo, se asumió el compromiso de garantizar el avance de esos procesos.
 La pacificación, la Justicia y los derechos humanos quedaron en vanas promesas electorales que ganaron muchos votos y perdieron muchas esperanzas. Ya habíamos advertido en su tiempo que la Corte Suprema de Justicia había creado la Comisión Interpoderes, en 2008, con la función de acelerar los juicios por delitos de lesa humanidad y que en esa oportunidad su presidente había expresado que dichos juicios eran cuestión de Estado. Ahora, en pleno ejercicio de un gobierno que asumíamos democrático republicano, a ocho años de esa declaración, vemos continuar la política del teatro de juicios ilegales, con el agravante de que se impulsa su reactivación por medio de una Procuraduría de Lesa Humanidad que informa de un colapso en el avance de los procesos en trámite, una disminución significativa de las causas que llegan a la etapa del juicio oral y una importante dilación en la confirmación de sentencias.
 El gobierno se convierte en acusador, verdugo y juez vengativo abandonando su misión de llegar a la paz de los argentinos. Acelera la persecución y la división de sus habitantes exigiendo prontas sentencias de condena ya preparadas y redactadas antes de la iniciación de los mal llamados juicios. El presidente de la Corte asume su carácter de regisseur en la obra teatral pergeñada por el secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj que actuó en representación del Poder Ejecutivo con numerosos miembros de su equipo. 
En realidad no sabemos quién gobierna el país, si los funcionarios elegidos por el voto de los ciudadanos o los organismos que solicitaron el encuentro bajo el provechoso título de derechos humanos. Hay otras organizaciones legales y de reconocido prestigio que abogan por la vigencia del derecho basado en la Constitución y las leyes y así lo hacen saber públicamente al gobierno. En los últimos meses han logrado la franca adhesión de la ciudadanía y hacen oír sus voces exigiendo un cambio en la justicia que asegure la separación de la política, en especial con referencia a los miembros de la Justicia Legítima que fueron y continúan siendo militantes del partido ex gobernante. 
La división es terminante, o sigue reinando el populismo, aparente continuismo del gobierno, o se procede al verdadero cambio impulsado desde estas organizaciones con un respeto total de los derechos humanos para todos los sectores y no para uno solo, favorito oficial como hasta el presente.