domingo, 28 de junio de 2020

EYECTADOS DE LA DEMOCRACIA

Ahora se aclaran los tantos, como se dice en Diplomacia. Los amores cultivados en la época de las cumbres del Mercosur y del Unasur quieren renacer, y nuestro país finalmente lo ha demostrado por conducto de su presidente Alberto Fernández.
En un diálogo virtual que mantuvo el viernes 26 con el ex presidente brasileño Lula da Silva, manifestó que los Estados Unidos habían provocado la desunión de las naciones de Latinoamérica. En el encuentro participaron, el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, el diputado nacional, Eduardo Valdés, el secretario general del Suterh, Víctor Santa María, la jurista brasileña Carol Proner, la abogada laboralista Natalia Salvo, la secretaria ejecutiva de Clacso, Karina Batthyany, y la decana de la facultad de Ciencias Sociales, Carolina Mera, durante el cual analizaron el impacto de la pandemia en la región y destacaron la importancia del rol del Estado para hacerle frente.
Como se aprecia, un conglomerado de izquierdistas en su salsa.
"Lula es un hombre inmenso para América Latina. No sabes las ganas que tengo de verte y abrazarte", comenzó Alberto Fernández, saludando afectuosamente al ex presidente brasilero. Nuestro presidente tiene predilección por el adjetivo "inmenso" con el que calificó a Hugo Moyano poniéndolo como un ejemplo del sindicalismo argentino, como también calificó de mejor gobernador a Insfrán.
"Nadie que haya abrazado la causa popular puede poner en duda que lo más importante es la vida y la salud de la gente. Sin embargo hay otras almas que piensan que los negocios son lo más importante ", arrancó diciendo Fernández, apuntando contra aquéllos que le reclaman por el impacto de la cuarentena en la economía del país.
"En el derrumbe económico observamos cómo ese capitalismo financiero construyó un castillo de naipes que un virus pequeño pudo desmoronar con facilidad. "Hay que crear un nuevo capitalismo que se integre a la sociedad, que no concentre la riqueza, sino que la distribuya". 
No reparó en su dicho que para crear un nuevo capitalismo, se necesita capital.
"Recordamos cuando los gobiernos progresistas eran mayoría en América Latina dijo Fernandez, "Dios me dio la chance de vivir uno de los mejores períodos de política en América Latina. Tuve la suerte de convivir con Néstor y Cristina, con Tabaré y Pepe, con Lagos y Bachelet, con Correa, con Evo, con Lugo, con Chávez".
"Yo no lo tengo a Néstor, no lo tengo al Pepe Mujica, no lo tengo al Evo, a Michele, a Lagos, a Tabaré. A duras penas somos dos los que queremos cambiar el mundo, uno esta en México y se llama Manuel López Obrador, y el otro soy yo. Y nos cuesta mucho", se lamentó Fernández.
Así fue que horas después de este emocionado paso por el confesonario populista, Argentina se abstuvo en la votación de la OEA de aprobar la resolución que condena el continuo acoso ejercido por el régimen contra las funciones que las leyes venezolanas le otorgan a la Asamblea Nacional y contra el funcionamiento de los partidos políticos e instituciones democráticas en Venezuela.
La Resolución fue aprobada este viernes 26 en una sesión virtual del Consejo Permanente con 21 votos a favor, ninguno en contra, siete abstenciones, una de ellas, de Argentina.
La acompañaron en la abstención Belice, Granada, Guyana, México, Suriname, Trinidad y Tobago.
Después de muchos vericuetos, contradicciones y simulaciones, el Presidente dio la puntada final y eyectó a la República Argentina de la democracia, para clavarla en el populismo.
Esta equivocada y lamentable decisión es contraria a la mayoría del pueblo argentino, sin distinción de banderias, y obliga a la oposición y a la sociedad a manifestar su rechazo categórico a una aventura ideológica que nos conducirá a la ruina total.