lunes, 10 de abril de 2017

EL SILENCIO DEL PERIODISMO


Hay hechos de gran importancia que pasan desapercibidos por la población. Acabo de ver por la televisión alemana DW en español, una entrevista realizada a nuestro presidente Mauricio Macri por una periodista enviada especialmente por dicho canal a la quinta presidencial de Olivos.
Al comprobar el respeto, la educación y el conocimiento de dicha señorita con respecto a la política argentina, no pude menos de compararla con nuestros reporteros. Sus preguntas fueron propias de una verdadera profesional en la materia que mostraba interés en las respuestas que recibía. Sabía lo que trataba y lo demostraba al puntualizar correctamente el vocabulario utilizado. Quería transmitir a su país una real y adecuada visión de nuestros problemas en la voz de nuestro presidente.
Las respuesta que dio el Ingeniero Macri fueron precisas concretas, sin alardes ni petulancia, con un sentido de responsabilidad en su deseo, según dijo, de comunicarse con los alemanes y reconstruir las relaciones perdidas. No me fue posible evitar la comparación con la anterior mandataria, sobre la cual no es necesario insistir con respecto a su rudeza y grosería, plena de errores comunes, históricos y gramaticales.
El genuino propósito que lleva este comentario es el de poner sobre tablas el desinterés, o la intención que ex profeso se advierte en nuestro enviciado periodismo, en la notoria ausencia de información referida a muchos actos oficiales, como el citado. En efecto, ese reportaje de un interés político internacional no ha sido difundido en ninguno de los canales argentinos, por lo menos por cortesía hacia el auditorio, en razón de la significación  y relieve que tiene para el país, otra vez en los foros internacionales que había abandonado en forma irresponsable.
La misma apreciación debo formular en ocasión de la visita al reino de Holanda realizada por el primer magistrado, pues fue mezquina e incomprensible la poca difusión que le prestó el periodismo, en su casi totalidad.    
Debe entenderse que estas líneas no implican un objetivo o pretensión de que los medios publiciten todos los actos del gobierno, como se vieron obligados a hacerlo durante quince años en forma desmesurada. Tienen el derecho a la crítica que siempre les fue respetada por este gobierno, pero sucede que a veces la omisión “involuntaria” es llamativa y se presta a diversas interpretaciones.