viernes, 5 de enero de 2018

RÉPLICA CONTUMAZ

Las palabras ofensivas proferidas en una acto público por el Director de Anses, Emilio Basavilbaso, han rebalsado la capacidad de paciencia que me da los años y me han lanzado a rebatir de inmediato, con el correr de la pluma. Réplica de la que hice uso.
La expresiones vertidas constituyen una infame ironía del que ha destinado su función, desde su comienzo, al despiadado ataque a los jubilados, del que tuvo la inexplicable maldad  de apelar las sentencias que los exceptuaban del pago del impuesto a las Ganancias. Del que fue uno de los autores de la ley de Reforma Previsional con su cláusula de reducción de los haberes jubilatorios, sistema por él mismo impuesto para aplicarlo en la mentirosa ley de Reparación Histórica y que al exigir su vigencia en todos los juicios, mediante injustificadas impugnaciones  y apelaciones, logró la hazaña de demorar 250.000 juicios con sentencia firme, por un plazo de dos años, para no pagarlos. 
Del que cedió alegremente, en un gesto de clara abyección, la enorme suma de mil millones de pesos al gobierno para reducir el déficit fiscal, a la que con igual complacencia agregó otro tanto como préstamo al Tesoro Nacional por un plazo de un año. Del que no protestó ni siquiera chistó ante la rebaja de un 72% del presupuesto que beneficiaba a los jubilados por el impuesto del IVA
Todo lo señalado se efectuó en el record de 48 horas, velocidad administrativa nacional, un insólito caso de efectividad.
Del que nunca dio respuesta a los legítimos y correctos pedidos de informes que en forma permanente se le solicitara desde este mismo Blog "Habla la experiencia"
Es el mismo funcionario que se abstuvo de efectuar auditorías e investigacones al organismo que asumía, en reemplazo de su antecesor Diego Bossio, debido a convenios espurios que se mantuvieron hasta la fecha, por intereses políticos.
Este desagradable personaje se burla ahora de sus víctimas, al decirles que él sabe que lo que más le preocupa a ellos es ir al supermercado y que el dinero de su jubilación les alcance, pero que no se preocupen porque con las nuevas medidas les asegura "que van a comprar un poquito más"
¿Cree este cínico individuo que aceptaremos una limosna para subsistir? ¿No sabe acaso que lo que no rogamos, sino exigimos, es justicia, ganada por el derecho que poseemos luego de haber aportado el 30% de nuestro sueldo, mensualmente, durante casi cuarenta años? ¿Piensa que somos una variable de ajuste y que el único derecho que nos asiste es "no morirnos de hambre?
Ese mocoso que todavía no sabe limpiarse el traste, cree que sólo nos preocupa el supermercado y que a nuestra edad ya se acabaron los placeres de la lectura, la educación, la diversión, el turismo. los teatros, los conciertos, los deportes y los más caros medicamentos?
Con una hipocresía desenfrenada afirmó que en el gobierno pasado se apelaban los juicios para dilatar los plazos para no pagar las sentencias, mientras que ahora ¡lo están solucionando! ¿Cómo es posible arrojar estas mentiras públicamente sin sonrojarse?
Habla de la buena aceptación de la ley de Reparación Histórica, pero se cuida de aclarar que esa perniciosa ley es una extorsión al litigante que es un acreedor de muchos años, pues le ofrece en forma desvergonzada el pago de la sentencia, con la garantía de que acepte una reducción del 50% de la sentencia, en pagos trimestrales y que se comprometa a no litigar en el futuro.
Señor Basavilbaso, no mienta más, el gobierno no nos paga y lo vengo denunciando desde hace mucho tiempo a todos los gobiernos; hay 250.000 con sentencia firme acreedores del estado, deudor moroso. Mantengo contactos con cientos de ellos y se escandalizan con las mentiras que el periodismo venal no informa y que el pueblo en su gran mayoría ignora. 
Uno de mis contactos, de lejanas tierras, en las mismas condiciones que todos nosotros, me adelantó estos dichos pronunciados en Mar del Plata y publicados en el diario La Capital de dicha ciudad. 
Me confesó que en esos momentos lo acometió una seria inestabilidad estomacal producto de la lectura de tanto embuste, agravio e hipocresía. 
Como si mantuviéramos una carrera de postas, tomé su testimonio.

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