viernes, 12 de mayo de 2017

IMPROCEDENTES DECLARACIONES


La noticia aparecida hoy en el diario La Nación referente a las declaraciones del ministro de Justicia con respecto a la nueva ley del "dos x uno" es corta pero muy significativa y procederemos a su análisis seguidamente después  de su transcripción, Ella dice :
"El ministro de Justicia, Germán Garavano , respira aliviado por haber atravesado la mayor crisis en materia de derechos humanos en lo que va del gobierno de Mauricio Macri. "La nueva ley es un gran avance y va a ordenar la situación", dijo, y pronosticó que "le va a poner un coto a la ley del «dos por uno»". Aunque defendió a los jueces de la Corte, aseguró que la interpretación que hizo la mayoría es "extremadamente garantista y antisistema".

Consideró que la convalidación de la aplicación de la ley del "dos por uno" a genocidas es "un mal paso que rápidamente fue corregido por las instituciones del país y la gente", y negó que exista un cambio de época con respecto a los derechos humanos"
Es significativa por cuanto al destacar el alivio del ministro por haber pasado la crisis en derechos humanos nos hace comprender el temor y el respeto que ha demostrado ante el embate audaz e imprudente de las organizaciones de derechos humanos que CIDH mediante, exigían y exigen la liberación de Milagro Sala y acusan al gobierno de su detención ilegal .
Los derechos humanos se han convertido en un aciago y comprometido problema para el gobierno, una molesta espina clavada por el kirchnerismo que no se atreve a arrancar, quizá para no irritar al izquierdismo.
Es significativa porque la afirmación del ministro "la nueva ley es un gran avance y le va a poner coto a la ley del "2x1" no es feliz, desde el momento que la leyes se aplican para beneficio del ciudadano y no para poner coto a otras leyes. 
Es significativa porque asegurar que el fallo de la Corte es "extremadamente garantista y antisistema" nos permite comprobar una inoportuna crítica al máximo organismo de justicia de parte del Poder Ejecutivo que conlleva, además, un rasgo ideológico inesperado al hablar de antisistema. En efecto, hilando filo, podemos suponer que es "antisistema" porque se aparta del sistema kirchnerista de la venganza, es decir al sistema político establecido, como reza su significado. Y si no fuera así, que aclare el señor ministro a qué antisistema se refiere.
Es significativa porque resalta otra crítica imprudente del señor ministro al expresar que "la aplicación del "dos por uno" a "genocidas" es un mal paso que fue rápidamente corregido por las instituciones del país y la gente".  Aquí tenemos dos puntos importantes a observar, el primero, que el adjetivo de "genocidas" es un prejuzgamiento que no corresponde, el segundo, que la gente no puede corregir un fallo de la justicia, porque entonces no existirían los códigos ni los jueces.
Por último, es significativa la noticia, porque el ministro Garavano negó que exista un cambio de época con respecto a los derechos humanos, declaración que necesita de una urgente aclaración en cuanto a su significado, ya que se interpreta que se mantiene la política impuesta por el matrimonio Kirchner respecto a los   presos políticos, en juicios de lesa humanidad, amañados a la exigencia de condenar ilegalmente a los denominados "represores" de los guerrilleros.  Y se halla en contraposición a la promesa pre electoral del presidente Mauricio Macri, en sus textuales palabras "terminar con el curro de los derechos humanos."   
 Esta serie inacabable de frenéticas polémicas, equivocaciones, marchas y contramarchas y un aluvión de programas políticos, radiales y televisivos que llevaban a una mayor confusión al problema creado por un simple fallo judicial, tuvo su principal responsable al gobierno, es decir al Poder Ejecutivo, incapaz de poner coto a las consecuencias de su inexperiencia, indecisión y falta de energía, que viene delatando en el ámbito del respeto al orden establecido por la Constitución Nacional y las leyes dictadas en su consecuencia.
Una incapacidad manifiesta que tuvo su origen en la inoperancia en regular las protestas callejeras con cortes de calles y avenidas, que siguió con la inhabilidad en normalizar el Poder Judicial y desplazar a Justicia Legítima de sus estrados, y luego  con la temerosa reacción a las imposiciones de organizaciones izquierdistas, que eran perfectamente previsibles y a la vista del menos avisado.
El Gobierno no supo ejercer los atributos del poder que le entregaron los votos ciudadanos en limpias elecciones, ni tampoco los atributos naturales que le concedió la sabia y noble naturaleza. Si estas defecciones no son corregidas, navegaremos en aguas turbulentas por un largo tiempo.