miércoles, 8 de abril de 2015

CUARTA VISITA AL PAPA

"Harassment" en inglés es el abuso, ataque o daño persistente que se lleva a cabo sobre bases regulares. Aprovechando la flexibilidad del protocolo de las relaciones internacionales, la Presidente comete este abuso al "molestar" por cuarta vez al Sumo Pontífice con indudables motivos de proselitismo político. En la Casa Rosada se comenta a viva voz: "siempre las visitas al Papa tienen impacto positivo en la campaña". 
 A nadie escapa el trato ofensivo y agraviante que tuvo la ilustre visitante con el personaje que, ahora Papa, fue Arzobispo en Buenos Aires. El desaire de llamarlo "opositor "y ausentarse ostensiblemente de los Te Deum en la Catedral, no se puede borrar con la manifiesta hipocresía de un maquillado cambio de imagen. Esa doble faz claramente percibida por el mundo entero, es probable que pase para ella desapercibida, dada su desmedida ambición de poder que pone una valla a su entendimiento.
 En cada acto de su paulatino alojamiento del poder, da un paso en falso.
En la noticia publicada en el diario La Nación con respecto a esta visita, que se realizará el próximo 7 de junio, se brinda una explicación razonable sobre la obligada actitud del Papa, dado su reciente pronunciamiento de que no recibiría a políticos argentinos, en vista de las próximas elecciones. En el artículo se puede leer entrelíneas una velada crítica al oficialismo, pero este asunto, dadas las notables circunstancias que lo rodean, debe ser tratado por el periodismo, con mayor profundidad. Las críticas deben llegar de la mano con la realidad que se está viviendo en el país con un desaforado ataque del Poder Ejecutivo en todos los frentes, tendiente a lograr la total impunidad de los funcionarios, con la Presidente a la cabeza, en los juicios en trámite ante los tribunales y en los inevitables que deberán enfrentar al término del mandato.
La actitud de la Presidente de combatir por todos los medios a su alcance, legales o no, a todos los seres humanos que son sus enemigos porque no piensan como ella, no tiene límites ni admite reparos de su parte y la prueba la tenemos en sus declarados propósitos de someter al Poder Judicial, ya con el Poder Legislativo convertido en su propia escribanía. 
Amparada en la consideración debida a su investidura presidencial, acomete a las puertas del mismo Estado Vaticano, en la persona del Sumo Pontífice, para acceder a una ayuda celestial de la que piensa hacer uso terrenal para el logro de sus objetivos, que no son otros que la ambiciosa decisión de mantener eternamente en el poder a su familia, como una monarquía vestida de república democrática.
Sin embargo, este considerado respeto a la investidura tiene su margen de razonabilidad cuando se hace notorio un interés personal, sea éste político, económico o familiar y que es el caso que nos ocupa.
Con toda seguridad el Papa Francisco se habrá percatado de la doble intención de su visitante y por eso es de suma importancia conocer los comentarios de las oficinas de prensa vaticanas al final de la entrevista, que por realizarse en un lugar protocolar distinto al de las tres anteriores, se supone ha de ser un mesurado comunicado diplomático. Quedará por conocer la interpretación y las conclusiones de la Presidente, que no sería extraño las emitiera por cadena nacional. Estaremos a la espera.