Según dice la corrupta
exvicepresidente, “Todo tiene que ver con todo”, y es así nomás. No es casual
que gran parte de su riqueza mal habida proviniera de ANSES, es decir de la
malversación y saqueo de fondos de los jubilados. Que ordenara el no pago de
las sentencias judiciales de los mismos, para su aprovechamiento personal. Que la fuente de sus ilegítimos ingresos
fuera el Pami, a costa de la gente más anciana, indefensa e indigente, hasta el incalificable y lúgubre procedimiento de negarles
medicamentos para enfermedades terminales, tomando de su listas fúnebres miles
de muertos para hacerles recetas y realizar pingües negocios con las mismas.
Que
se descubra ahora el tremendo desfalco varias veces millonario al IOMA, también con el desfalco a los enfermos, a los que se les privó de
medicamentos y prótesis, para obtener
espurias ganancias con su reventa.
Los ancianos y los
enfermos fueron la carne de cañón del matrimonio Kirchner para acumular bolsas
de Euros de 500 que se pesaban como modo de conteo para ir llenando las cuevas
y bóvedas diseminadas en sus campos y diversos paraísos fiscales.
Cómo extrañarse de
estas maniobras macabras, si aparece hoy la noticia en el diario francés Le Monde de que se han
descubierto cuentas offshore en Panamá a
nombre de los Kirchner, ocultas detrás de organizaciones humanitarias, una de ellas
nada menos que la Cruz Roja. El diario reveló documentación y describe
a Cristina Fernández y su esposo como
“el clan Kirchner” , citando a las sociedades de los mismos, Aldyne Ltd.
Y Garins Ltd. en las islas Seychelles. Es
un montaje que sirvió para desviar
decenas de millones de dólares de fondos públicos en Argentina como el “botín del Estado”.
En verdad fueron por todo con una mueca siniestra de burlarse de lo más sagrado, el anciano, el
enfermo y los muertos. La sociedad idiotizada y drogada nunca quiso ver esta
obscura faceta de la mafia enquistada en el poder. Recapacitando podrán recordarse ahora sus continuas
e injustificadas ausencias en todas las catástrofes,
incendios, inundaciones y accidentes sufridos en el país. Se recordarán ahora
las palabras fúnebres de consuelo nunca pronunciadas en las muertes ocurridas en Once, en Cromañon y
en diferentes siniestros, en especial `por la muerte del fiscal Nisman, donde
resultó inexplicable la falta de palabras de condolencia a la familia y la
indiferencia total ante un suceso que merecía actos de duelo oficial.
El placer de la
venganza al someter a juicios ilegítimos
a militares llamados represores por crímenes de lesa humanidad que se les imputa después de cuarenta años de
una guerra ordenada por un gobierno constitucional y en la cual vencieron a los
terroristas que luego formaron parte de su gobierno. Ordenó su detención en
cárceles malolientes, sin atención medica, a pesar de su edad avanzada. Otra
vez ancianos y enfermos jugaron un papel para satisfacer sus malignos
sentimientos.
Por último no es un dato menor tener presente
el agravio de la expresidente a los jubilados cuando los trató de “buitres y “caranchos,”después
de haber vetado el 82% aprobado por las dos Cámaras del Congreso.
Antes tantas evidencias que nos llenan de espanto, no sólo por la desmedida corrupción de los Kirchner, sino por la crueldad de todos sus actos y omisiones, ¿despertará la sociedad de su prolongado letargo para exigir el castigo de los culpables?