viernes, 13 de febrero de 2015

UNA ARGENTINA - UNA COREANA

Una noticia internacional que me hace meditar y que me acerca a relacionarla con la Presidente, no de una compañía aérea que comienza con la letra K, sino de un país alejado, en el confín del mundo que en un tiempo era República y que comienza con la letra A.
La justicia de Corea del Sur sentenció a un año de prisión a la heredera de la aerolínea Korean Air, Cho Hyun-ah, de 40 años, por infringir las reglas de seguridad aérea cuando, el 5 de diciembre, obligó al piloto del avión que cubría la ruta Nueva York-Seúl a regresar al aeropuerto de donde había despegado para que el responsable de la tripulación que le sirvió mal un plato de frutos secos abandonara la nave. La condenada era la Vicepresidente de la línea.aérea
El capricho le costó caro. El tribunal de Seúl sostuvo que la ahora ex vicepresidenta de la compañía se comportó "como si se tratara de su propio avión privado" y que "ofendió la dignidad" de su país por el revuelo internacional que generó la situación.
Tras el escándalo, la heredera de la compañía tuvo que renunciar a todos sus cargos y presentar públicamente sus excusas por lo que hizo,
La Presidente de nuestro país observa un comportamiento semejante al de la caprichosa heredera, a pesar de ser de diferentes razas y culturas. Las decisiones que toma son siempre caprichosas e insólitas y suelen ser guiadas por resentimientos, venganzas y desconocidos motivos, quizá patológicos.
En un momento dado ordenó intempestivamente el desalojo y destrucción de la estatua de Cristóbal Colón situada en las adyacencias de la Casa Rosada anunciando su posterior traslado. No reparó en que se trataba de una verdadera obra de arte donada por la colectividad italiana durante el centésimo aniversario de la Revolución de Mayo y que fuera inaugurada posteriormente por el presidente Hipólito Irigoyen. No reparó en que violaba leyes que habían autorizado a erigirla en ese preciso lugar y que como donación debía respetarse al donante. Ignoró, pedidos, ruegos, críticas y cumplió su propósito, mejor dicho, su capricho.
Del mismo modo ordenó personalmente la construcción de estatuas del que fuera su esposo, el fallecido expresidente Néstor Kirchner, una de ellas sumamente costosa que donó al Mercosur en el Ecuador. Por supuesto sin licitación ni intervención oficial, dirigió al escultor pidiéndole que lo muestre sonriente Los honorarios, la construcción y el traslado corrieron por cuenta de los contribuyentes. Otro capricho con malversación de fondos incluída. 
Se podrían citar muchas más decisiones de este tipo, pero nos referiremos a la última porque fue inexplicablemente silenciada por la prensa. Cuando volvió de su viaje oficial a la China nunca se supo oficialmente su arribo al país. Nadie se enteró a qué hora llegó, en qué aeropuerto aterrizó, quién o quiénes la recibieron, por si acaso el embajador chino, qué y cuántas escalas hizo el avión, qué sucedió con la numerosa comitiva que viajó con ella. Vale decir, un viaje oficial de regreso misterioso.
La ciudadanía tiene el derecho a conocer los detalles concernientes a las actividades de sus representantes y en este caso se mostró sorprendida por la inusual carencia de información de los medios. Estos jamás respondieron a los pedidos de aclaración y críticas formulados reiteradamente cerrando el capítulo con su ofensivo silencio, lo que evidencia que existieron órdenes caprichosas obedecidas ciegamente por la prensa.. 
Continuando con el fallo, el juez dice "ofendió la dignidad" de su país por el revuelo internacional que generó la situación.
Y aquí se repite la similitud toda vez que la Presidente, ofendió también la dignidad de los dos países, una la del anfitrión al burlarse por mensajes tweet de la dificultad de pronunciación de los chinos, con bromas de imitación de pésimo gusto, la otra, la de su propio país por el revuelo internacional que generó esta situación difundida por la prensa mundial y televisiva, lo que fue un lamentable papelón
Queda por último “le grand differénce”, mientras la dama coreana renunció a todos sus cargos y presentó públicamente sus excusas por lo que hizo, la dama argentina se vanagloria de sus hazañas y no conoce la palabra “excusas” como tampoco “condolencias”. Colorín colorado el cuento ha terminado.