Analistas hablan de economía, consultorías nos brindan mapas porcentuales de todo orden, intelectuales discuten sobre la educación y la cultura, comentaristas desparraman opiniones de la actividad política y parlamentaria, noticieros publican los principales eventos políticos, deportivos, sociales y de espectáculos, pero ninguno encara con verdad y valentía los derechos humanos de un país en decadencia.
Por eso en este espacio hemos asumido la defensa de los ancianos considerados como el descarte de la sociedad, tanto por la injusticia cometida contra ellos, como en el tratamiento a que son sometidos, con la indolencia propia del egoísmo y con la perversidad propia de la maldad. Ponemos nuestro acento humano en los jubilados y en los presos políticos que vienen llenando nuestras páginas.
Hoy ha merecido nuestro interés una carta publicada en el diario La Nación, que responde a los enunciados con que iniciamos este artículo. Escrita por Santiago Olivera, Obispo castrense en la Argentina, la reproducimos más abajo sin comentarios, que dejamos al criterio y opinión de nuestros lectores.
Por eso en este espacio hemos asumido la defensa de los ancianos considerados como el descarte de la sociedad, tanto por la injusticia cometida contra ellos, como en el tratamiento a que son sometidos, con la indolencia propia del egoísmo y con la perversidad propia de la maldad. Ponemos nuestro acento humano en los jubilados y en los presos políticos que vienen llenando nuestras páginas.
Hoy ha merecido nuestro interés una carta publicada en el diario La Nación, que responde a los enunciados con que iniciamos este artículo. Escrita por Santiago Olivera, Obispo castrense en la Argentina, la reproducimos más abajo sin comentarios, que dejamos al criterio y opinión de nuestros lectores.
¿ES ESTO JUSTICIA?
¿Por qué será que hablar de la cultura del encuentro en nuestro país, de una memoria sin ideología, de la verdad completa y de justicia, nos divide tanto a los argentinos al punto de polarizarnos? A veces me pregunto: ¿por qué no queremos avanzar hacia una país fraterno y justo para todos? Es que no es fácil transitar la verdad y, por motivos diversos, se la calla, se la oculta o se la tergiversa. Mucho de esto pasa en nuestra patria. Hablar de algunos temas no es fácil, pero hay que hablar, para no ser tildados de cobardes o de permanecer callados frente a tanta injusticia y al dolor de muchos.
Al asumir, el Obispado castrense destacaba el valor de tender puentes en un mundo de zanjas, que nos desafían a superarlas. En este primer año de labor pastoral, he observado cómo, embanderados en derechos del pasado, se cometen hoy graves, intolerables e injustificables injusticias. Aunque nos cueste escucharlo o suponga algún dolor de cabeza, la situación de muchos detenidos por delitos de lesa humanidad es una vergüenza para la república: una discriminación nunca vista en democracia, llevada a cabo especialmente por algunos miembros del Poder Judicial, con el silencio cómplice de algunos de los miembros de otros poderes y de buena parte de la dirigencia nacional. Veo también silenciados los sufrimientos de tantas víctimas de violencia en nuestra patria perpetrados en tiempos de democracia equiparándolos a otras impunidades presentes. Otra deuda a saldar.
Necesitamos transitar caminos de verdad y de justicia para alcanzar la paz. No podemos mirar la historia con un ojo solo; necesitamos una mirada compasiva sobre todos aquellos a los cuales les tocó vivir la locura del enfrentamiento fratricida de aquellas épocas. Enfrentamientos en los cuales hemos perdido todos. El papa Francisco nos recordó que la misericordia no excluye la justicia y la verdad. El Dios del Preámbulo, "fuente de toda razón y justicia" para nuestra Constitución, no es el Dios vengativo y discriminador en que parecen inspirarse algunos crueles y diferenciados tratos. Debemos pedir justicia con fuerza, coraje y valentía, porque muchos hermanos argentinos mueren en las cárceles o en sus domicilios sin condena. ¿Es esto justicia?
Su Santidad dijo a unas presas de una cárcel en Chile: "Una condena sin futuro no es una condena humana, es una tortura". Más allá de imputaciones y penas, todo ser humano tiene dignidad, y nadie puede privarlo de ella. Todos podemos rehabilitarnos.
¿Por qué será que hablar de la cultura del encuentro en nuestro país, de una memoria sin ideología, de la verdad completa y de justicia, nos divide tanto a los argentinos al punto de polarizarnos? A veces me pregunto: ¿por qué no queremos avanzar hacia una país fraterno y justo para todos? Es que no es fácil transitar la verdad y, por motivos diversos, se la calla, se la oculta o se la tergiversa. Mucho de esto pasa en nuestra patria. Hablar de algunos temas no es fácil, pero hay que hablar, para no ser tildados de cobardes o de permanecer callados frente a tanta injusticia y al dolor de muchos.
Al asumir, el Obispado castrense destacaba el valor de tender puentes en un mundo de zanjas, que nos desafían a superarlas. En este primer año de labor pastoral, he observado cómo, embanderados en derechos del pasado, se cometen hoy graves, intolerables e injustificables injusticias. Aunque nos cueste escucharlo o suponga algún dolor de cabeza, la situación de muchos detenidos por delitos de lesa humanidad es una vergüenza para la república: una discriminación nunca vista en democracia, llevada a cabo especialmente por algunos miembros del Poder Judicial, con el silencio cómplice de algunos de los miembros de otros poderes y de buena parte de la dirigencia nacional. Veo también silenciados los sufrimientos de tantas víctimas de violencia en nuestra patria perpetrados en tiempos de democracia equiparándolos a otras impunidades presentes. Otra deuda a saldar.
Necesitamos transitar caminos de verdad y de justicia para alcanzar la paz. No podemos mirar la historia con un ojo solo; necesitamos una mirada compasiva sobre todos aquellos a los cuales les tocó vivir la locura del enfrentamiento fratricida de aquellas épocas. Enfrentamientos en los cuales hemos perdido todos. El papa Francisco nos recordó que la misericordia no excluye la justicia y la verdad. El Dios del Preámbulo, "fuente de toda razón y justicia" para nuestra Constitución, no es el Dios vengativo y discriminador en que parecen inspirarse algunos crueles y diferenciados tratos. Debemos pedir justicia con fuerza, coraje y valentía, porque muchos hermanos argentinos mueren en las cárceles o en sus domicilios sin condena. ¿Es esto justicia?
Su Santidad dijo a unas presas de una cárcel en Chile: "Una condena sin futuro no es una condena humana, es una tortura". Más allá de imputaciones y penas, todo ser humano tiene dignidad, y nadie puede privarlo de ella. Todos podemos rehabilitarnos.
Santiago Olivera
Obispo castrense de la Argentina
Viene al caso la publicación de otra carta de características similares correspondiente a una lectora, que a continuación transcribimos
4 de Agosto 2018
Obispo castrense de la Argentina
Viene al caso la publicación de otra carta de características similares correspondiente a una lectora, que a continuación transcribimos
4 de Agosto 2018
Macri y las FF.AA.
Esta semana se realizó la cena de camaradería de las FF.AA. en conmemoración del Día de la Independencia. Siempre se hizo el 7 de julio, pero desde el comienzo de la democracia se realiza cualquier día. Total, no importa, las FF.AA. son algo más. En el momento de entonar el Himno Nacional con sorpresa vi la silla vacía perteneciente al señor jefe de Gabinete -debió ser puntual-, y al ministro de Defensa con el saco abierto. Ya comenzado el Himno llegó el jefe de Gabinete, con el saco abierto también . ¿Es una moda no prenderse el saco y pararse firme? ¿Falta de educación o de conocimiento del ceremonial y protocolo? También me sorprende ver a los integrantes del Gobierno no abrir la boca al cantar el Himno. ¿Les da vergüenza cantar a viva voz, sentir que les explota el pecho de emoción? Se parecen a los jugadores de la selección.
Señor Presidente, sobre lo que dijo de saldar la deuda histórica que tienen con las FF.AA. de la democracia, le recuerdo que ellas nacieron con la Patria, en mayo de 1810, y no en 1983 y fueron, son y serán las mismas. También dice que las FF.AA. están devastadas. No se sorprenda, desde el inicio de la democracia todos los gobiernos, inclusive el suyo, se encargaron de disminuir el presupuesto de defensa y de restarles importancia a sus integrantes y a denigrarlos. Los militares mal llamados de la dictadura, los que siguen presos y con juicios inventados con jueces prevaricadores, fiscales corruptos y testigos falsos son los que lucharon contra el terrorismo apátrida cumpliendo una orden del gobierno constitucional de la expresidente María Estela Martínez de Perón, para que usted y todos los integrantes de este bendito país podamos vivir en democracia y bajo el manto de nuestra enseña celeste y blanca, que jamás será vencida mientras haya un uniformado que la defienda . Único país del mundo donde están presos los combatientes del terrorismo y libres los terroristas (perdón, los ángeles idealistas). También le recuerdo que en su campaña prometió terminar con el curro de los DD.HH. ¿Para cuándo la promesa incumplida?
Señor Presidente: tenemos un país maravilloso, pero con mucho resentimiento. En sus manos está volver a unirnos y mirar todos hacia el futuro, dejando de lado mezquindades ideológicas y salir de la decadencia en la que estamos inmersos. Que haya "Justicia " para todos. Hagamos lo que hicieron tantos países que pasaron guerras y hechos terribles. Miremos adelante y dejemos de reavivar los errores del pasado. Tenemos que volver a ser la Argentina grande de comienzos del siglo XX . Los argentinos merecemos vivir bien, en paz y en democracia.
Viviana Clementina Figari