lunes, 6 de agosto de 2018

UN PROYECTO PRECIPITADO E IMPRUDENTE


Este proyecto de ley del aborto es una vergüenza nacional de ribetes folletinecos que nos ha llevado a una competencia de orden deportivo, con abortos a favor y abortos en contra, con jueces tongueros, con posiciones fuera de lugar, fouls, hands y penales. Ahora vienen los "lesionados". Terminemos esta comedia, está visto que nuestra castigada sociedad no está en condiciones todavía de entrar a considerar normalmente el estudio y análisis de temas de trascendental importancia, hasta que hayamos recuperado un poco de la cultura perdida.
Sano consejo de un viejo ciudadano que escuchó debates en las bocas históricas de Estrada, Palacios, Repetto y tantos otros legisladores que honraron el Senado argentino en épocas de oro.
Traigo a vuestra memoria que la pena de muerte fue abolida en nuestro terrirorio por la Asamblea de año XIII, pero en la República Argentina fue abolida en 1922, tras la reforma del Código Penal de 1883.
¿No se han dado cuenta que la están reimplantando para que su ejecución no sea del Estado, sino por la simple voluntad de un ciudadano?
No me cabe la menor duda de que si se trae a ese Honoracle Senado una votación sobre la rehabilitación de la pena de muerte, el debate se extinguiría en breves minutos con una negativa aplastante. Ustedes deben reconocer que esta analogía está lejos de ser caprichosa, pues se trata de la vida o muerte de un ser humano, ni más ni menos.
No permitan que el millonario financiamiento aportado por organizaciones internacionales e instituciones de todo el mundo para promover la legalización del aborto, siembre de dudas a los que de buena fe están a favor de su legalización
No es mi propósito entrar en el infernal escenario en que se ha convertido desde hace meses estas discusiones y opiniones que llevaron miles de presentaciones en el seno de la misma Cámara, en prolongados discursos y argumentos que nos recordaron la vieja época de los payadores enfrentándose con sus guitarras en un inspirado duelo criollo, pero sí me permitiré algunas acotaciones que considero relevantes.
Por ejemplo, la señora gobernadora de la prpvincia de Buenos Aires hace pública su preocupación por el estado de los hospitales para la práctica de abortos, pero no por la práctica de oeraciones de cáncer, de corazón o de uña encarnada, ni de la larga espera de mucha gente para que se le fije fecha para una intervención quirúrgica, ni tampoco del calvario que sufren ancianos muertos de frío, durante largas horas desde la madrugada para ser atendidos.
Leo un largo artículo en un diario porteño donde me causó rechazo la manifestación popular de las mujeres de una familia, haciendo gala de múltiples embarazos que no hicieron mella en sus conciencias ni les dejaron traumas. Se me asemejaba a una competencia deportiva con camisetas de color verde ganada a costa de inocentes víctimas que no tuvieron jamás la oportunidad de expresar un "ajó" al descarte mortal unilateralmente decidido.“
El filósofo Alejandro Rozitcher, aseso presidencial dijo: “Este es un gobierno que no pone límites a nuevas visiones, nuevos valores, el rol de lo femenino en la sociedad, la preocupación por la discapacidad, un gobierno realmente moderno.”
De modo que según el preclaro filósofo de la muerte por bombeo, el aborto es un nuevo valor de la sociedad y el gobierno se preocupa por la discapacidad y no quiere preocuparse más en adelante, ya que con el aborto, van al canasto los discapacitados por nacer. Dijo luego: "Si a la Iglesia le molesta el aborto, es un problema de los obispos". Es un problema de la humanidad ante la legalización de un asesinato premeditado, alevoso y "gratuito.
Está utilizando la dialéctica filo-comunista, pues el aborto es nada menos que un homicidio en un perverso escenario, mediante bombeo sangriento ajeno al concepto de familia, de procreación,y de amor a la vida. Mírese fijamente al espejo y piense, "yo también pude haber sido expelido del vientre materno" Las cartas, sin embargo, están echadas, de modo que sólo resta esperar que, aquietadas las pasiones y las exrañas ideologías, el Honorable Cuerpo Legislativo haga honor a su vieja tradición y rechace sin más el imprudente proyecto que nos ha afligido innecesariamente durante largos meses.