martes, 18 de diciembre de 2018

MICAELA MIRÁ COMO NOS PONEMOS

Luego de la dramática teatralización observada en nuestro canales por un "colectivo" humano feminista de actrices, guionistas, iluminadores, etc., en donde la brillante actuación ante las cámaras de los distintos canales conmovió a espectadores televidentes de todo el país, una ola de denuncias por acoso sexual se produjo en pocas horas, en todo el ámbito de nuestro amplio territorio.
La emergente situación ha causado una gran preocupación en los "colectivos" humanos masculinos, temerosos de que conductas mal interpretadas puedan ser objeto de un devastador efecto en las empresas, compañías, sociedades, talleres y oficinas ocupadas por mujeres.
Ha llegado el momento de poner las barbas en remojo dicen los hombres mientras preparan una rápida afeitada a toda máquina o navaja. Y nada mejor que seguir los consejos de nuestros colegas del norte que han sufrido una experiencia castrante en los escenarios ya no teatrales sino cinemátográficos en el corazón de Hollywood con la experiencia del MeToo devorando a Harvey Weinstein. He aquí la reacción:
Como conducirse, según las últimas noticias recibidas:
"Cena con una colega? Nunca más. Si hay que compartir un vuelo, elegir asientos separados. En el caso de alojarse en el mismo hotel, pedir una habitación en un piso diferente. ¿Reuniones privadas? Bajo ninguna circunstancia.
Los varones de Wall Street comenzaron a repetir estas conductas como modo de adaptación a la era #MeToo. Aunque comportarse respetuosamente también podría ser una opción, en el corazón de las finanzas los hombres adoptan "estrategias polémicas" que, en el proceso, "hacen la vida aun más difícil para las mujeres", señaló Bloomberg.
"Llamémoslo el efecto Pence", señaló el artículo. "Mike Pence, el vicepresidente de los Estados Unidos, dijo que evita las comidas a solas con cualquier otra mujer que no sea su esposa. En finanzas, el impacto dominante podría ser, básicamente, segregación por género".
Un consejero financiero definió que el sólo hecho de contratar a una mujer hoy podría considerarse "un riesgo desconocido", argumentando que un malentendido podría derivar en situaciones serias.
"Las entrevistas con más de 30 ejecutivos superiores sugieren que muchos están asustados por el movimiento #MeToo y tienen dificultades para sobrellevarlo. 'Está creando una sensación de andar en puntas de pie todo el tiempo'", dijo David Bahnsen, ex director gerencial de Morgan Stanley, actualmente consejero independiente.
"Hoy, a más de un año del comienzo de #MeToo —con sus revelaciones devastadoras sobre el acoso y el abuso en Hollywood, Silicon Valley y más allá—, Wall Street corre el riesgo de convertirse aun más en un club masculino",
En Wall Street se acabaron las reuniones privadas con colegas mujeres.
Si bien el fenómeno no afecta a estas industrias en particular, las finanzas son tal vez uno de los nichos más cerrados a las mujeres que existen. Se trata, además, de un rubro que "durante largo tiempo alimentó la cultura de mantener las denuncias de acoso lejos de los tribunales y de la mirada pública, y hasta ahora ha evitado un mega-escándalo como el que devoró a Harvey Weinstein".
Pero evitar el abuso de género para caer en la discriminación de género podría ser simplemente el cambio de un problema por otro. Por ejemplo, dada la prevalencia de varones en los cargos superiores, una consecuencia inmediata parece ser la reafirmación de la tendencia, ya que los ejecutivos no quieren ser mentores de mujeres.
"No hay suficientes mujeres en cargos superiores para apoyar a la próxima generación", dijo a la publicación económica Lisa Kaufman, directora ejecutiva de LaSalle Securities. Los hombres tendrían que evitar el efecto Pence, "no dejar que el miedo sea una barrera".
Sin embargo, los especialistas en finanzas con los que habló Bloomberg, que pidieron la reserva de sus identidades, dijeron que en realidad se someten a él, luego de haber pasado meses de incomodidad si tenían que estar a solas con una colega, temerosos de los rumores o, como dijo uno, la posible responsabilidad ante la ley.
"Un gerente de infraestructura de inversiones dijo que él ya no se encuentra con empleadas en salas sin ventanas y que también se mantiene a distancia en los ascensores. Un miembro de un fondo de inversiones, varón de más de 45 años, dijo que tiene una nueva regla, que fijó con el consejo de su esposa, abogada: no más cenas de negocios con una mujer de 35 años o menos", ilustró la nota.
Las reacciones a #MeToo, en Wall Street y en otras partes, tienen un dejo a paranoia, según Bloomberg. El abogado laboralista Stephen Zweig, de la firma FordHarrison, explicó al medio: "Algunos hombres han expresado su preocupación por una falsa acusación. Estos hombres temen a lo que no pueden controlar".
Sin embargo, otros varones tienen otras perspectivas. Un consejero de inversiones que tiene a su cargo unos 100 empleados, dijo que por un momento reconsideró si seguiría manteniendo reuniones privadas con mujeres. Pensó en dejar la puerta abierta, pensó en invitar a una tercera persona al encuentro. "Finalmente, dio con la solución: 'Simplemente hay que tratar de no ser un patán'", dijo.
También las mujeres buscan ideas para trasformar esta situación: "Está afectando nuestras carreras", observó Karen Elinski, presidenta de la Asociación de Mujeres en las Finanzas y vicepresidente superior en Wells Fargo. "Es una pérdida real".