domingo, 9 de febrero de 2020

EL LENGUAJE INCLUSIVO


Cuando leo en los principales periódicos que el lenguaje inclusivo ha sido habilitado en ocho universidades del país, compruebo que nuestra advertencia publicada en este espacio "Habla la Experiencia" bajo el título "Lenguaje viperino" se justifica ampliamente y nos demuestra que no hay razones ideológicas ni lingüísticas para abrir un debate que facilitaría los planes populistas para la penetración de la "hegemonía cultural" que el comunismo quiere imponer en el mundo luego de la caída del muro de Berlín y el fracaso de los Soviets.
El último eslabón de esta tarea separatista lo venimos observando en la incentivación del "lenguaje inclusivo", que bajo el pretexto del cambio y perfección del idioma, pone el acento en la excentricidad de suprimir el masculino y el femenino, dando pie al feminismo a ultranza para que la docencia se encargue de difundirlo con la finalidad de llegar a su uso obligatorio, con las consecuentes discrepancias que generalmente llegan a enfrentamientoa violentos.
Decíamos que ingenuos y bien intencionados periodistas han mordido el anzuelo y se han prestado a debates sin sentido que facilitan los planes de los cultores gramscianos para distanciamientos "sin causa"en todos los sectores de la sociedad. Sepamos que Gramsci escribió en sus manuales que "debe haber nuevos planes, una penetración en las sociedades con la inteligente invasión cultural en las escuelas y universidades, destinada a provocar la división de las instituciones, de las familias, de la sociedad."
Que, en definitiva, es la adecuación a la doctrina comunista del igualitarismo, pensar igual, hablar igual, escribir igual, con una importante excepción, procesar, juzgar, sentenciar en forma desigual a favor siempre del populismo. de los pobres, de los corruptos y contra los ricos, los sabios, los periodistas y los jubilados.
Esa antigua utopía de la igualdad a todo trance, ahora modernizada, que la sabia naturaleza nos niega a cada instante en la presencia de los mares, los ríos, las montañas, las plantas, las flores, los animales, los hombres, (que nunca se necesitó aclarar que comprende a masculinos y femeninos), elementos que nunca podrán ser iguales, ni por decreto ni por voluntad del ser humano. Esa imposible utopía...