lunes, 16 de marzo de 2020

NOSTRADAMUS PREVISIONAL


En su carta del 31 de enero el doctor Luis René Herrero afirma que todos los gobiernos desde 1983 han usado las jubilaciones como variables de ajuste en sus programas económicos, y la endémica crisis económica, lejos de superarse, se profundiza por la inoperancia y la falta de ideas de los gobiernos que se sucedieron.  Las reiteradas emergencias previsionales y los centenares de miles de juicios por reajustes de haberes que son su corolario no existían antes de 1983.  
Esta opinión es rebatida por el doctor Alejandro G. Chiti con el argumento de que el programa de Reparación Histórica implementado desde 2016 ha permitido la recuperación de haberes de los jubilados, sin necesidad de iniciar un juicio contra Anses.
Previo a colocar las cosas en su lugar, debemos señalar que el doctor Chiti, con anterioridad a su nombramiento, junio de 2016, en el cargo de Secretario de Seguridad Social en la órbita del Ministerio de Salud y Desarrollo Social, fue Director de Sentencias de la Anses, lugar en que trabajaba en la implementación de dicho Programa.
El referido Plan aprobado como Ley de Reparación Histórica, resultó ser una auténtica extorsión pues se ofrece el pago inmediato de las sentencias, con una sustancial rebaja, bajo la condición de que el demandante acepte una quita del 50% sobre la suma  que correspondiera a la retroactividad y con el agravante de que se comprometa a la renuncia de futuros juicios previsionales contra el Estado, respecto a su caso. Inconstitucional, pues nadie puede ser obligado por coerción a renunciar a sus derechos.
Fue un engaño mayúsculo que se basó en las demoras que la misma Anses provocaba en los juicios, de 10 a 20 años, lo que obligaba por necesidad  a obtener la aceptación del litigante. Pero no se detuvo aquí el cruel embuste, sino que, sorpresivamente, Anses comenzó a pagar las sentencias, con la aludida rebaja, sin la aprobación del litigante, pero siempre con la condición de mantener ese aumento ya otorgado a la espera de la rendición del jubilado con la aceptación del Programa mediante abogados, y funcionarios de Anses. 
Se dio una fecha de vencimiento de varios meses, postergada tres o cuatro veces a la espera de la recepción del documento que diera conformidad al Programa, pero si a esa fecha no se recibía la respuesta, el aumento acordado sería anulado con el descuento de lo abonado.
Los jubilados menos avisados que continuaban los juicios en la creencia de que ese pequeño aumento obedecía a un reajuste menor, se vieron sorprendidos con la disminución de sus haberes y el descuento progresivo de lo recibido, al vencer la fecha fijada sin que hubieran manifestado su adhesión.
Como un agregado contundente a nuestra afirmación, es oportuno recordar el comentario de Alberto Cibils Madero publicado en La Nación en el año 1986, titulado "La Increíble Estafa del Sistema Jubilatorio Argentino," donde manifiesta sin ambages que este Sistema es la estafa más profunda, más hábilmente disfrazada y más regresiva que los argentinos hayan soportado nunca. 
Estimamos que hoy, a 34 años, se expresaría en iguales términos lo  que, a no dudar,  lo han convertido en el Nostradamus "previsional argentino"