lunes, 27 de marzo de 2017

MERCENARIOS


Fue una veintena de argentinos residentes en Holanda y que pertenecen a la agrupación HIJOS. Portaban imágenes de Milagro Sala pidiendo su liberación, carteles con leyendas que comparaban al presidente argentino con Donald Trump y otros que recordaban el caso Panama Papers. También hubo otro grupo que apoyó al presidente argentino.
Como hemos informado en varios blogspots publicados por el caso Milagro Sala, estos escraches son financiados por organismos de derechos humanos de corte ultra izquierdista coincidiendo con la CIDH, CELS y Amnistía Internacional. ¿De dónde pueden residir en Holanda nada menos que una veintena de argentinos H.I.J.O.S.?
 Doy mi palabra de honor que he presenciado en Europa durante los 70s estas actividades, en especial en Holanda, Suecia y Noruega. En los años 80 fui testigo de un escrache frente a la embajada de Londres, donde activistas repartían docenas de sombreros blancos a gente reclutada para una protesta. He aquí demostrada la falacia del acto preparado, pues al estar ausente el embajador Ortíz de Rozas lo suplantaba el ministro Blanco y por eso los sombreros blancos.  Fructíferas mis investigaciones a título personal, pues en los países citados me encontré con argentinos de buena fe que me confesaban abiertamente ser financiados por los gobiernos; en su mayoría se establecían con restaurantes criollos. Me manifestaban que Amnesty International enrolaba voluntarios para aumentar la cantidad de “desaparecidos en función de las jugosas indemnizaciones que cosechaban.
 ¿Queda alguna duda sobre la maquinación de estos organismos diseminados en Europa y recientemente en la sede de OEA por el problema internacional que le están planteando a nuestro país?.

El periodismo, como en este caso, en lugar de publicar tendenciosamente falsos escraches y movimientos, deberían rebobinar estos antecedentes para informar debidamente a sus lectores sobre verdades que ocultan con una finalidad que ya conocemos, provocar disturbios, protestas violentas, el teatro más buscado para sus lamentables necesidades. No soy periodista ni me atrae la profesión, pero ante la falsedad y tendenciosa publicidad que le dan a los maleantes, me veo obligado a difundir las verdades que mi experiencia me ha enseñado a recolectar en mi mente, fiel testigo de lo que comento, y cuento con la colaboración de mis contactos para propalarlas lo más vastamente posible.