jueves, 7 de diciembre de 2017

UNA CONFERENCIA DE PRENSA

La conferencia de prensa brindada por la ex presidente se llevó a cabo sin ningún adelanto sobre su contenido y motivos, un olvido que se justifica dada la ansiedad que la embarga y la necesidad que tiene siempre de explayarse sobre temas de su monótono repertorio en cadena, nada que ver con la defensa de  la acusación de "traidor a la patria", aunque omitiera referirse a "traidora", cuando desde el principio de su deshilvanado relato se le escuchó varias veces la innecesaria diferenciación de género, como nos tiene acostumbrados.
Le faltó la entereza de impugnar y rebatir todos los puntos de la acusación y las pruebas contenidas en el procesamiento, es decir no probó su inocencia. Su referencia explícita al contenido del juicio en su contra, se limitó solamente a la refutación de una escucha telefónica que criticó con el pobre argumento de que a ella no le agradaba escuchar conversaciones telefónicas.
Si algo hemos de rescatar de la pobreza de la  conferencia de prensa es el desconcierto que nos provocó su reiterada referencia a los jubilados y a la reforma previsional que, obviamente, nada tenía que ver con el tema del pedido de desafuero y detención emanados del juez de la causa.
Una docena de veces profirió la palabra jubilados, ella que nunca 
los nombró durante los ocho años de su mandato, a no ser que los agraviara con términos soeces. 
El remate de esta inexplicable alusión se vio coronado con la afirmación de que durante su gobierno jamás dictó medida alguna que perjudicara a los jubilados, cuando en realidad todavía no ha podido quitarse el estigma del veto pronunciado a la ley que otorgaba el 82% móvil a los jubilados. 
Es evidente que la conferencista estuvo seriamente perturbada por el síndrome de la previsión social.