lunes, 20 de agosto de 2018

EL PARQUE DEL OLVIDO



En la lectura del artículo escrito por el diputado Daniel Lipovetzky en apoyo al proyecto de ley denominado impropiamente “interrupción del embarazo”, es decir a favor del aborto libre, me sorprendió la discrepancia que observé en los conceptos del legislador con respecto a los argumentos y comportamientos expuestos en otras oportunidades.
Es conocida su actividad como académico de prestigio en el foro del derecho y como funcionario en el gobierno de CABA representando al PRO y desempeñando diversas funciones, entre las cuales mencionamos la de Subsecretario de Inclusión y Coordinación de la Secretaría General y la de Secretario de Inclusión y Derechos Humanos de Jefatura de Gabinete de Ministros, donde pudo culminar la obra del Parque de la Memoria y Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado.
Esto último guarda coherencia con su activa defensa por la liberación de los desaparecidos en la década del 70, por los que presentó numerosos hábeas corpus.
En un momento de su gestión legislativa abogó por la ley que prohíbe la carrera de galgos en el país como un paso orientado a la protección de los derechos de los animales y es autor de la ley para crear el primer crematorio público de mascotas del país en la ciudad de Buenos Aires.
En su artículo arriba mencionado, dice : “ Logramos una media sanción, que llenó de esperanza a las cientos de miles de mujeres que siguieron el debate día a día y que se expresaron tan emotivamente en las afueras del Congreso y en todo el país, en una vigilia que resultó una conmovedora y verdadera alegría.” 
Más adelante expresa: “ El Senado se equivocó. Había otras opciones antes que un simple rechazo, el cual implica no cambiar nada y que todo siga igual.
Esa decisión de negar la realidad y la posibilidad de cambiar el statu quo para mejor esta semana se cobró dos nuevas vidas. Dos mujeres murieron, porque los problemas no desaparecen con solo negarlos o darles la espalda."
Notamos un exageración en culpar al Senado por dos muertes, pero nos llama más la atención el hecho de que el diputado se esfuerce más en acusar muertes por carácter transitivo a un organismo, en bregar por la fuerte defensa de la vida de los animales y en el homenaje de descanso a las mascotas, que la vida de un ser humano en gestación que es asesinado por un aborto.
Por un lado condena la muerte y el sufrimiento hasta de los animales y por otro lado la acepta en el aborto.
También resulta significativo que su defensa de los derechos humanos sea para un solo lado y que se complemente con el homenaje a unos en el Parque de la Memoria y la omisión de otros en el Parque del Olvido.
La discrepancia se manifiesta en forma más evidente cuando el militante del Pro, señor Lipovetzky, presta continuación a la política de los derechos humanos del anterior gobierno en abierta contradicción a la promesa de su jefe, prometedor en la campaña electoral de "terminar con el curro de los derechos humanos".
Pero toda esta serie de contradiciones, discrepancias, discordancias, contrasentidos y demás yerbas, tiene un sello final inquietante, que consiste en la acción negativa del paladín de Cambiemos al terminar de sepultar su promesa en el Parque del Olvido.