miércoles, 29 de abril de 2015

MI ADHESIÓN


A Su Santidad Papa Francisco

Admirado Santo Padre:

Doy por descontado que muy difícilmente estas simples líneas lleguen a v. conocimiento, pero de todos modos la esperanza me impulsa a escribirla.

Y tiene un único objetivo cual es expresarle, con todo respeto, mi incapacidad de comprensión de acciones u omisiones de Su Santidad que suelen sorprenderme por inesperadas. Claro que un hecho que resulta incomprensible para un ciudadano de a pie, seguramente carga en su médula un fundamento fáctico contundente que escapa al conocimiento de las mayorías. Comprendo esto y justamente, en mi incomprensión es que me atrevo a estas líneas.

Comprendo perfectamente y concuerdo con su constante prédica de dejar de lado odios y enfrentamientos y en esa línea me resultan lógicas las múltiples audiencias concedidas a quienes tanto lo combatieron, lo ignoraron, lo humillaron con calumnias y desprecios. Comparto y aplaudo tan importante paso hacia la fraternal pacificación de todos argentinos.

Y en la misma línea, comparto esperanzado el reciente documento emanado de la Conferencia Episcopal Argentina en el sentido de “sembrar la cultura del encuentro que nos ayude a superar heridas y agobios, y hacer de nuestra patria una nación fraterna, cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común".

Es lo que necesitamos los argentinos, volver a conformar una nación fraterna, con ciudadanos apasionados por la verdad y el bien común, fervientes defensores de sus propias creencias y respetuosos de las ajenas.

Sus constantes muestras de piedad no reconocen fronteras, así lo demuestran sus palabras rogando, por ejemplo, universal “solidaridad fraterna” hacia las víctimas del terremoto que asuela Nepal.

En esa línea, tal vez algún día llegue su solidaridad hacia nuestros presos políticos que sufren cruel abandono, ancianos apilados en humillantes celdas privados de todo tipo de atención médica y espiritual, ancianos que van muriendo uno a uno sin que la justicia ni gran parte de la sociedad se sobresalte por esta injusta violación a los derechos humanos. Su infinita bondad me hace pensar que pronto llegará también a ellos v. solidaridad. Son ancianos que formaban parte de nuestras Fuerzas Armadas, de nuestro Poder Judicial y hasta de nuestra madre Iglesia.

Pero volviendo al motivo de estas líneas y a esas decisiones que confieso no comprender, me ha sorprendido profundamente el hecho de que Su Santidad haya ordenado abrir los archivos vaticanos de la última Dictadura Militar que gobernó nuestro país en los tristes ’70 y ’80.

¿Será tal vez para terminar de una vez por todas con los enfrentamientos?

Porque bien conoce S.S. quienes iniciaron aquella cruel guerra que sufrió nuestra Patria, quienes fueron los que con ideologías foráneas, subvención terrorista y finalidad espuria atacaron nuestras instituciones asesinando a su paso a militares, civiles, mujeres, niños y saqueando empresas, cuarteles, fábricas… Ese fue el comienzo, Su Santidad seguramente lo recuerda con claridad. Y no hace falta detallar circunstancias que permanecen en la memoria de quienes vivimos aquellos años.

Y así hemos llegado al hecho de que los integrantes de las FFAA que cumpliendo órdenes de su Comandante en Jefe, combatieron al terrorismo, son hoy los presos políticos, víctimas de una perversa y distorsionada política de Derechos Humanos, que esconde en realidad una Política de Privilegios Humanos.

Bajo amañados argumentos se aplicó con ellos, y sólo con ellos, el Estatuto de Roma calificando sus acciones y sus pensamientos –que no sólo a los combatientes se ha encarcelado–  como delitos de Lesa Humanidad y en consecuencia imprescriptibles. Pero bien sabrá S.S. que dicho Estatuto, del año 1998, en su art. 11 establece que tendrá “competencia únicamente respecto de crímenes cometidos después de la entrada en vigor del presente estatuto”.

Y también sabrá S.S. que si por una retorcida interpretación jurisprudencial se ha violado el principio jurídico "Nullum crimen, nulla poena sine praevia lege”, igual criterio debería aplicarse con las organizaciones terroristas que asolaron nuestra Patria, tal como expresa el Art. 7, incisos 1 y 2 a.

Sin embargo, todas son mieles y agasajos para quienes se alzaron en armas contra la Nación sembrando a su paso caos y muerte. Premios, homenajes y recompensas es lo que reciben a diario. En cambio quienes los combatieron, cumpliendo órdenes del Presidente de la Nación, sufren injusta prisión. Y si digo injusta no se trata de un sentimiento, que lo es por supuesto, sino de la comprobación de las múltiples violaciones a la Constitución, a la Ley y a sus derechos.

En efecto, siendo mayores de 70 años no se les concede el arresto domiciliario que por ley les corresponde, tampoco se los excarcela atento el extenso plazo transcurrido sin el dictado de sentencia. Y en el colmo del sadismo, se les ha negado el derecho a la atención médica bajo el sistema de salud al cual aportaron toda su vida. Las precarias enfermerías carcelarias son sus lazaretos, carentes de salubridad y elementales cuidados médicos y es así que van entregando su alma uno a uno.

Su Santidad, hago votos porque en su infinita bondad pueda hacer un alto en sus múltiples tareas pastorales y de evangelización y acerque a estos ancianos, olvidados de nuestras autoridades y de gran parte de la sociedad, una palabra de esperanza.

Como bien ha declarado la Conferencia Episcopal, nos merecemos “una Nación fraterna, cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común".

Dios guarde a Su Santidad.

Juan Manuel Otero



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Silvio Pedro Pizarro

hace 10 minutos  -  Compartido públicamente.
 
Adhiero con todos mis sentidos a la invocación dirigida a Su Santidad.
Somos muchos los que solicitamos un tratamiento de verdadera justicia, que substituya a la morbosa venganza emanada de los terroristas vencidos en la lucha armada. Los derechos humanos deben regir para todos los seres humanos, sin discriminación. 































CRISTINA - RELATO JUDÍO

En el artículo “Dividir para Reinar” destacábamos la grieta que abrió Cristina en la sociedad e instituciones argentinas sin omitir sectores  Finalmente dijimos “Cristina lo logró” pues había llegado a provocar y conseguir la división en la comunidad judía.
Si bien esta política de gobierno, asumida con enconada perseverancia, perseguía el propósito aludido de dividir para reinar, su puntada final referente a la grey judía tiene otra finalidad inconfesable, racismo. A pesar de su origen, al igual que el de su canciller Timerman, sus acciones constituyen una decidida y peligrosa intención de enfrentamiento.
Con parecida estrategia a la de Adolfo Hitler incentivó la formación de una agrupación de judíos argentinos, bajo el predicamento del sociólogo Jorge Elbaum, del cual hizo suyas públicamente desde Granada, España, insólita escala de su viaje a Moscú, las palabras del mismo contra la DAIA, contra el fallecido fiscal Alberto Nisman y en apoyo al memorándum con Irán.
A través de una solicitada publicada en diarios de tirada nacional, más de trescientos judíos argentinos, entre ellos dirigentes comunitarios, intelectuales, artistas, diputados nacionales y personalidades de la cultura, se distanciaron de los posicionamientos de las principales entidades judías locales “sustentadas en directivas exteriores”..
Entre las centenares de firmas se destacan el escritor Juan Sasturain; el secretario Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Ricardo Forster; el integrante de la agrupación 18J, Sergio Burnstein; los periodistas Jorge Halperín, Miriam Lewin, Adrián Korol y Hugo Pressman; el politólogo Carlos Escudé; los diputados nacionales Carlos Heller y Mara Brawer y el abogado Beinusz Szmukler.
Los adherentes al texto se definen como “herederos de las mejores tradiciones progresistas que están representadas, entre otras, por sus aportes en el surgimiento del movimiento cooperativo.
Cuestionaron también el apoyo de AMIA y DAIA al fallecido fiscal Alberto Nisman, quien actuaba bajo “un vínculo de subordinación a la embajada de Estados Unidos”, según describieron´.. que, luego, derivó en una denuncia penal por “traición, sedición y resistencia a la autoridad”, presentada ante la Justicia por el abogado Juan Labaké.
“Todo tiene que ver con todo” dice la Presidente, y en efecto, Juan Domingo Perón creó la Organización Israelita Argentina (OIA) en 1947 porque la DAIA lo consideraba un líder fascista y pro nazi..
Esta institución tuvo una vida efímera ya que desapareció tras el golpe de Estado de 1955. Dentro de la comunidad, algunos suelen comparar a aquel organismo con esta nueva agrupación.
Los golpes más duros en contra de la institución provinieron del periodista Jacobo Timerman. Después de haber sido secuestrado y torturado acusó a la DAIA y a sus directivos de complicidad con la dictadura y de haber actuado como los Jüdenrat durante el nazismo.
La complicidad, más que a la dirigencia judía le cabe al pueblo argentino, a los millones de argentinos que sabían muy bien lo que pasaba”., dijo el periodista Hernán Dobry
Es triste la similitud de estos grupos con las llamadas Jüdenrat que eran los consejos judíos de gobierno establecidos por los nazis.
Para su formación, los nazis localizaban a algún judío prominente, generalmente algún  cargo electo, un presidente de una asociación judía o un rabino, y le encargaban la formación del consejo. Éste estaba formado por doce miembros en los guetos de menos de 10.000 habitantes y por veinticuatro si superaban esa cantidad. Los presidentes así nombrados por los nazis llamaban a formar parte del consejo a otros antiguos dirigentes judíos´
 Los Judenräte tenían a su cargo a toda la población de un gueto, debiendo mantener el orden (a través de unos cuerpos de policía propios, la Policía Judía) y cumplir y hacer cumplir las directrices alemanas. De este modo, los consejos judíos eran los que censaban a la población judía, inventariaban sus bienes para facilitar su confiscación por los nazis, elaboraban las listas de personas que debían ser deportadas hacia los campos de exterminio, las conducían hacia los lugares de embarque y perseguían a quienes huían o se escondían. Por lo general, cumplían puntual y celosamente las instrucciones recibidas, ya que los miembros del Judenrat eran personalmente responsables de cualquier negligencia o desobediencia, y especialmente su presidente, nombrado como se ha dicho directamente por los alemanes, que recibía las instrucciones de un oficial de las SS encargado del gueto.
Jorge Elbaun es acusado de ser el cerebro detrás del Encuentro Nacional de Argentinos de Origen Judío (Enaoj), la nueva agrupación que busca competir con la DAIA en la representación política de la colectividad. La renuncia indeclinable del canciller Timerman a la DAIA  es un claro demostrativo de que la división inducida   por la Presidente ya está en marcha
Nos parece justo  y oportuno traer a consideración estos eventos que guardan relación con los acontecimientos actuales, en cuanto a su ideología, desarrollo y finalidad. En varias ocasiones he señalado que, curiosamente, la política argentina va con frecuencia a contrapelo y éste sería un ejemplo cercano. ¿A qué rescatar procedimientos perimidos, de otras épocas aciagas a la cultura, a la democracia y ciertamente a la civilización?
Quizá la respuesta a esta pregunte la tenga Cristina Fernández de Kirchner.
Lo que sí vaticinamos con certeza es la terminación de este escabroso suceso con el obligado retiro de la Presidenta en diciembre de este año. Así sucedió en 1955 con el derrocamiento de Perón.