Hace más de un año, precisamente el 01 de junio de 2014, La Nación publicó en su principal editorial una nota titulada ¿Aerolíneas o Aerorruinas? en la cual criticaba la mala gestión empresaria insertando la frase “la flota que hoy vuela con los colores de nuestra bandera y que años atrás fue motivo de orgullo para los argentinos”. Como antiguo ex funcionario de la empresa, envié una carta al diario ratificando la veracidad de su concepto con datos relevantes de la que fue una de las mejores empresas aéreas del mundo, carta que fuera publicada en la edición del día 23 de junio.
Anteayer me encuentro con un artículo en La Nación en su editorial I, bajo el título "Otra vez, Aerorruinas Argentinas", donde hace referencia a los graves problemas ocasionados por la cancelación de más de 200 vuelos en plena temporada de vacaciones de invierno. En la primera vez, mi intención fue destacar la extraordinaria performance de Aerolíneas desde su creación en 1949 hasta los fines de la década del 70, que mereció el reconocimiento de la prensa mundial especializada, a punto tal que se la incluía entre las ocho mejores líneas aerocomerciales del mundo. Ignoro por qué motivos en los tiempos actuales nunca se hace mención a que la empresa fue la primera en volar aviones a reacción en Sudamérica y conectar con esas modernas aeronaves la Argentina con Europa y los Estados Unidos.
En abril de 1973 nace la nueva escala Cape Town en Sudáfrica, instalada e inaugurada por el suscripto. En 1978 se agrega Montreal y en 1980 se inicia el histórico vuelo transpolar a Auckland y Sydney.
Las sucursales de Aerolíneas Argentinas eran consideradas como la segunda embajada del país y se hallaban situadas en los centros comerciales más importantes de las ciudades que servían.
Este es un brevísimo resumen para poner en situación a los lectores de este blog.
Cumplido el propósito, ahora quiero señalar que hace 57 años SU Compañia cubría los servicios regulares dentro del país en 51 ciudades y sus vuelos internacionales servían a 17 países con un total de 365 vuelos semanales.
En la actualidad podemos decir que Aerolíneas Argentinas registró en los seis años que está en manos del Estado una pérdida de $ 18.100 millones, según se desprende de los balances publicados, que no fueron tales, pues jamás se presentaron hasta la auditoría de la AGN; se los llamaba entonces "informes de gestión". Si se compara el quebranto de cada año con el tipo de cambio oficial correspondiente, se concluye que la aerolínea de bandera perdió casi 2 millones de dólares por cada día de la gestión Recalde.
Tras la difusión del duro informe sobre la empresa estatal Aerolíneas Argentinas, la Auditoría General de la Nación (AGN), el organismo que elaboró el documento, aseguró que la compañía recibió más de 20 mil millones de pesos del Gobierno para su funcionamiento, pero que "presenta un marcado déficit competitivo en el mercado".
Me atrevo a opinar que la situación actual es mucho peor que la de hace un año ya que el déficit conjugado con subsidios es monstruoso alimentado por un desorden total, en lo comercial, en lo financiero y en lo técnico. No se tiene la menor idea del manejo de una empresa aerocomercial.
Hay una confusión muy grande cuando se habla de las causas del desastre económico y operativo de la empresa. He escuchado explicaciones acerca de la sobreventa de asientos, sobre la programacion de los vuelos por el sector de operaciones, frecuencias, destinos y horarios.
La causa de este indescriptible fracaso es muy simple. Los que dirigen la empresa, los muchos que actúan en todos los sectores de la misma, digamos la gran mayoría, no son idóneos. La cabeza de la empresa debe tener un completo y exhaustivo conocimiento del complejo manejo de una compañía aerocomercial. El gerente comercial debe ser experimentado en este distinto tipo de mercado y en las reglas internacionales que rigen estas actividades. El gerente de operaciones debe tener la suficiente experiencia en el sector más delicado de la empresa. El gerente de mantenimiento debe ser un técnico aeronáutico, profesional en la materia y con especialización en las fábricas de aviones. El gerente administrativo debe ser un contador público de probados antecedentes, amplios conocimientos bancarios y una reputada honestidad. El asesor legal debe se un un abogado especializado en derecho aeronáutico y derecho internacional. El gerente de personal, quizá el más burocrático de todos, debe ser titular de una carrera universitaria que lo acredite para el cargo. Todos deben hablar el idioma inglés, condición sine qua non, dado el carácter de empresa internacional.
Sin ánimo de entrar en controversias o polémicas desgastantes yo me pregunto ¿Cuántas críticas y opiniones se han vertido en estos últimos años por la deficiente operación de esta empresa, con un record mundial de quebranto de dos millones de dólares diarios, alegremente alimentado por el Gobierno? En cualquier empresa donde se pierden dos millones de dólares diarios, los accionistas no demorarían ni un segundo en echar a los responsables, pero la empresa estatal es inmune a este procedimiento oligárquico. Además, constituye un abrevadero no despreciable de corruptos negociados para sus militantes de La Cámpora.
Con todo respeto declaro no haber leído o escuchado del periodismo una justa y lógica condena, En una palabra, ¡siga Pancho por la vía!
Estos días una avalancha de noticias, informaciones, editoriales y entrevistas han inundado todos los diarios del país y los espacios de la televisión porque la empresa ha perjudicado a miles de pasajeros por la infortunada programación de vuelos imposibles y sobreventas del más del 20% de los mismos en época de temporada provocando otro record jamás visto de cancelaciones (más de 200) y la paralización por diez días de venta de asientos. Un desastre verdaderamente descomunal. Adhiero firmemente a estas críticas y a la innumerable cantidad de quejas airadas de las víctimas, los pasajeros defraudados. Confieso que no es común la intervención masiva de todo el periodismo, sin excepción, pero cebo señalar que muchos comentarios vertidos con el propósito de investigar las causas dela tragedia y sugerir soluciones, se les fue de madre, pues para opinar correctamente hay que tener un absoluto conocimiento del tema. Un solo ejemplo que doy es la declaración de un economista especialista en servicios públicos que con respecto al deficit de la compañía manifestó, entre otros desaciertos, "Lo que es una locura es mantener rutas internacionales para que viajen los ricos".
Es conocida la versión de que un empresario o comerciante, acepta y a veces apoya una errada política económica, mientras no le toquen el bolsillo. Y en este caso apreciamos que a nadie le preocupó una pérdida millonaria diaria de la empresa, durante años, hasta que a algunos de ellos "les tocó". En buena hora que esta desgraciada circunstancia pueda servir como un toque de atención que nos haga ver la realidad. Que no es posible continuar con la dirección y manejo de una empresa de importancia internacional, como Aerolíneas Argentinas, en manos de personal incapaz.