miércoles, 9 de agosto de 2017

¡CON LOS ABUELOS JUBILADOS, NO!

El artículo más extenso y explicativo que hemos leído con respecto a la necesidad de acompañar y brindar a los jubilados momentos felices que les permitan ejercer actividades culturales , de entretenimiento,  de sana comunicación, lo vemos hoy en el prestigioso diario La Nación con un inexplicable incentivo de promover la degeneración de la clase pasiva, en los últimos años de su vida.
Surge en todo su contenido una argumentación airosa, desenfadada y graciosa que pretende demostrar las bondades de una vida contra la perfecta y maravillosa naturaleza que Dios nos otorgó.
Aunque se quiera demostrar lo contrario, resulta evidente que todo conduce de modo meloso a la finalidad de la nueva política marxista  de la disolución de la familia que paulatinamente nos va acercando a la anarquía.
En efecto, se mencionan maridos esposas, hijos y nietos felices y complacientes con la anormal vida amorosa de aquéllos que les dieron la vida.  Es un disimulado incentivo que va disolviendo el vínculo familiar.
Empezamos con la “inclusión”, el “igualitarismo”, la “discriminación”, la “ley de matrimonio igualitario”, y seguimos con la apología del sexo a contramarcha denominado gay, lesbiana y transexual, y nos dicen que es un avance significativo en busca de la famosa inclusión.
No critico, ni condeno gustos distintos, cada cual es libre de ejercer los actos  que más le plazcan en su vida íntima, pero no apruebo ni comparto la difusión pública de los mismos como una radiante y jubilosa sinfonía que conduce a la felicidad del ser humano.
Hay un avance cada vez mas temerario de imponer con orgullo una forma de vida que, hasta no hace mucho, era considerado vergonzante.
El marxismo ha tomado nota de la llamada opresión de género en su conocida lucha de clases y le saca ventaja al convertirse en un paladín de las nuevas ideologías homosexuales. El objetivo principal se basa en el ataque a la familia, núcleo que conforma una sociedad ordenada y de principios.  Le sigue el ataque a las instituciones con marchas violentas y orquestadas con la finalidad de provocar el desconcierto y el desgobierno para llegar a la anarquía.
Esta sucinta explicación tiene por objeto resaltar que en el caso que nos ocupa, el sexo tiene  una gran  importancia como elemento de disociación que muchos defensores de buena fe  del homosexualismo no han advertido y. por lo tanto, se prestan ingenuamente a integrar la nueva lucha sexual encarada por el marxismo, arma ideológica de fuerte penetración.
No puedo asegurar con propiedad el verdadero motivo que impulsó la publicación del artículo de marras, sólo esbozo teorías que se vienen analizando en todo el mundo, dadas sus características sensacionalistas.
Sin embargo, debo aclarar que mi reacción es debida al efecto negativo y desagradable que me causó una lectura panegírica del homosexualismo ejemplificada en la intimidad de nuestros abuelos.
Como decimos al principio de nuestra nota, rara vez se han visto notas periodísticas  relacionadas con la necesidad de cultivar la asistencia y delicado aprecio a la clase pasiva, tan olvidada por la sociedad últimamente. Esta última ha rebasado los límites del respeto y del cariño a nuestros mayores
El artículo del prestigioso matutino es titulado: “Los abuelos gays y lesbianas tienen su propio centro de jubilados.”

Con los abuelos, no.