jueves, 15 de noviembre de 2018

NI EL DEPORTE RESPETÓ EL TERRORISMO

Los terroristas llegaron a decir que el título de campeón mundial conquistado por Argentina en junio de 1978 fue un tongo arreglado por la dictadura para distraer al pueblo de su lucha contra el comunismo. 
Decían que era una patraña nacida de los cerebros militares y ejecutada con el fin de desviar la atención, del mundo y del propio país, hacia el deporte. un circo montado y manipulado por los militares.
"Por fin el mundo puede ver la verdadera imagen de la Argentina", dijo por otro lado, con enorme seguridad João Havelange, el presidente de la FIFA, cuando el Mundial de fútbol se ponía en marcha en Argentina en el año 1978. "Argentina está ahora más apta que nunca para ser la sede del torneo", dijo el ex dirigente brasileño.

Sus palabras graficaban una imagen verdadera e imparcial del país, como la que vimos todos los que desde el exterior contemplamos el gran evento.
Desde Londres vi por televisión mi hermosa ciudad de Córdoba, una de las sedes del mundial, en su flamante recién construido Estadio. Uno de los mayores del país que posteriormente fue bautizado con el nombre que hoy ostenta, Mario Alberto Kempes, que fuera el conductor de la selección, su máximo goleador y que ese mismo año fue premiado con el Once de Oro al mejor jugador de Europa.
La realidad frustró las mentiras del odio infiltrado en sus venas, un agravio imperdonable al esfuerzo y dedicación de los futbolistas que nos dieron la alegría de obtener la copa Mundial de Fútbol
La coincidencia de una trinidad mundialista de la Argentina, en ese mismo año 1978, opacó sus desafortunadas afirmaciones y callaron ante la conquista del Campeonato Mundial de Hockey en patines, obtenido invicto en un memorable partido final contra España, realizado en octubre de 1978 en la hermosa San Juan, cuna de ese deporte en el país. Lo vi desde Londres.
La tercera gran satisfacción de carácter mundial fue la coronación en Londres, noviembre de 1978, de la cordobesa Silvana Suarez como Miss Mundo, emocionado concurso internacional de belleza, inteligencia y simpatía que tuve el placer de presenciar personalmente en la capital del Reino Unido.
Que se sepa, ni el presidente de la Asociación Internacional de Hockey, ni la Reina Isabel, fueron sobornados por la dictadura.