jueves, 27 de octubre de 2016

LA APERTURA DE LOS ARCHIVOS DE FRANCISCO



No fue improvisado el acto de abrir los archivos de la dictadura que el Papa Francisco dispuso últimamente. Ya desde hace cuatro años viene trabajando pausada y pacientemente con esta finalidad.
El Episcopado argentino adoptó la decisión de ordenar los archivos en noviembre de 2012, cuando la asamblea plenaria de obispos aprobó el documento “La fe en Jesucristo nos mueve a la verdad, la justicia y la paz”, en el que la Iglesia manifestó su disposición a comprometerse con el estudio de toda la documentación en su poder y a seguir colaborando con la justicia.
Cinco meses después de ese documento, Jorge Bergoglio se convirtió en papa Francisco y, desde el lugar de máxima responsabilidad dentro de la Iglesia, comenzó a impulsar en el Vaticano la decisión de la Iglesia argentina de desclasificar los archivos y ponerlos a disposición de los interesados, tal como se anunció oficialmente.
El 11 de julio de 2013 el Papa Francisco publicó un 'Motu Proprio' por el que elimina la cadena perpetua en el Vaticano, que es sustituida por una pena máxima de 30 a 35 años, según ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede.Otros capítulos especifican y establecen penas a los delitos de pedofilia. También se han introducido figuras criminosas relativas a los delitos de lesa humanidad a los que se dedica un título aparte.
En medio de esa larga lista de modificaciones, se incluyeron apartados fundamentales para echar luz sobre la dictadura argentina. En varios artículos cambiados se prevé una asistencia especial a la justicia. Por lo tanto, con una solicitud judicial de Argentina se puede ingresar a los archivos llamados secretos, aunque en realidad son privados del Vaticano; ahí se puede obtener información sobre algún caso preciso.
En junio la Santa Sede aportó dos documentos en su poder relacionados con el asesinato del obispo de La Rioja, Enrique Angelelli, en 1976. Se trató de una carta y un informe enviados por el propio prelado al entonces nuncio apostólico en Buenos Aires, Pío Laghi, pocos días antes de su muerte el 4 de agosto.
Los papeles custodiados por casi 40 años en los archivos vaticanos y sacados a la luz a instancias de Francisco, se convirtieron en pruebas clave que aseguraron la condena de prisión perpetua a los militares Luciano Menéndez y Luis Estrella.
Luego de las visitas de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, al papa Francisco en el Vaticano, el Sumo Pontífice se comprometió a ordenar la apertura de los archivos secretos de la Santa Sede para ayudar en la búsqueda de datos de personas desaparecidas durante la última dictadura militar.
Las precisiones sobre esta apertura fueron acordadas el 6 de febrero de 2014, luego de una audiencia privada, promovida por la cancillería, donde el Papa recibió a la procuradora general de la Nación Alejandra Gils Carbó, junto a otros 4 funcionarios, para establecer mecanismos de cooperación a partir del decreto firmado por Francisco.
En este contexto, resulta interesante conocer los comentarios del profesor Lori Zanatta, prestigioso ensayista italiano de la universidad de Bologna y un estudioso de la historia argentina y latinoamericana. Sólo citaremos tres párrafos de un reporta
“El peronismo es una traducción secularizada de una visión del mundo, y por eso el peronismo percibe la secularización como un daño, como un mal, se percibe a sí mismo no como una ideología o un partido entre ideologías, sino como "la" ideología de la Nación, y por lo tanto, tiene una legitimidad superior. Por eso le cuesta muchísimo al Papa aceptar que los argentinos votando en elecciones eligieron otro Gobierno.
La idea de pueblo para el Papa es una idea de comunidad orgánica, donde el individuo está sometido a la colectividad. Los gobiernos de tipo populistas reflejan una identidad histórica del pueblo en la visión del Papa, porque tienen virtudes evangélicas. Nunca ocultó que tiene mayor simpatía, casi excluyente, a favor de estos modelos populistas
Por suerte el Papa en Europa y en el mundo está visto como un gran líder universal, el jefe de la Iglesia Católica, por lo que sus pequeños desvíos son para ocuparse de la política argentina. Por supuesto, eso a nadie le interesa ni le parece importante en Europa."
Retomando finalmente la ilación que sobre la inédita decisión del Parpa Francisco estamos analizando, podemos señalar que en los años 1976/83 se registraron numerosas entrevistas con miembros de la curia, y solicitudes de audiencias en el Vaticano por parte de asociaciones de derechos humanos, abogados, y familiares de las víctimas del terrorismo buscando ayuda espiritual.
Es de público conocimiento de que durante el terrorismo desplegado en todo el país, el pánico de los habitantes por los crímenes, secuestros y bombardeos indiscriminados, influyó para la búsqueda de refugio y ayuda en la iglesia. Se elevaron oraciones en misas celebradas en las parroquias, rogando a Dios misericordia para las víctimas y su divina intervención para la finalización de la extrema violencia.
Es de suponer que esto debe figurar en los archivos de nuestras iglesias, parroquias, Episcopado, Nunciatura y Vaticano. Sería del caso abrir estos archivos, de modo que se utilicen los dos platillos de la balanza de la Justicia y de ese modo cumplir con el precepto de dar a cada uno lo suyo.
Con el comienzo de los juicios de lesa humanidad durante los primeros años del siglo XXI, a los militares que habían derrotado al terrorismo, los presos políticos, denominación debida a la polémica desatada por la alegada ilegalidad de los juicios, sus familiares, colegas, amistades y víctimas del terrorismo, se manifestaron solicitando justicia y trato humano a los confinados en cárceles insalubres y sin atención médica.
Las visitas a numerosos miembros prominentes de la curia eclesiástica por delegaciones y familiares, que prosiguen hasta nuestros días, se supone deben estar asentadas en los libros, expedientes y archivos de las distintas oficinas y organismos católicos. Una oportunidad más de la iglesia y el Vaticano para que en un plano de igualdad e imparcialidad, ordenen su apertura, que también pueden necesitarla los jueces y fiscales.

Es un principio de justicia que el Papa Francisco no ignora desde el momento que uno de sus primeros sorprendentes actos en la Santa Sede fue la modificación del Código Penal, suprimiendo la pena de muerte y fijando penas severas para la pedofilia.