viernes, 9 de diciembre de 2016

NUESTRA JUSTICIA, ONU, OEA Y TUPAC AMARU


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El Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena (SNEEP) presentó el Informe Ejecutivo 2015. El SNEEP representa la estadística oficial del país en materia penitenciaria y se conforma a través de la recopilación anual de información proveniente de todas las unidades de detención, tanto federal como provinciales.
Un estupendo trabajo matemático sobre la penitenciaría y las cárceles del país del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que debe entenderse con una calculadora en una mano y una tabla de porcentajes en la otra. Hay que tener cuidado de la cantidad de presos sin sentencia, ya que en mayo llegará la Comisión de la OEA a controlar a nuestro país.
En la Argentina hay 285 unidades de detención, siendo las jurisdicciones que más cárceles tienen el Servicio Penitenciario de la provincia de Buenos Aires con 54 y el Servicio Penitenciario Federal con 33 unidades. Contabilizando la población penitenciaria en sentido global, al 31 de diciembre de 2015 había 72.693 personas en el ámbito penitenciario, lo que lleva a una tasa de 168 cada 100.000 habitantes.
• Desde la década del noventa existe una tendencia creciente en la población penitenciaria. Más allá de algunos períodos de leves bajas o amesetamiento, como 2006 y 2007, cada año registra un crecimiento en el total de personas privadas de libertad en unidades de detención. Durante 2015 hubo un incremento del 5% en relación con el período anterior, pero del 31% en relación con 2005 y del 92% en relación con 2000.
Nos dice que la población penitenciaria tiene una destacada presencia de varones jóvenes argentinos con un bajo nivel de escolarización: el 96% de los detenidos al 31 de diciembre de 2015 eran varones, y el 62% tenía menos de 35 años de edad, pero no sabemos si esa contabilidad etaria comprende a los detenidos con más 70 años, hasta más 90, a la gran mayoría de los cuales se les niega prisión domiciliaria como la ley dispone.
Algo más de la mitad de las personas privadas de libertad aún no tenían condena. Esto responde a una tendencia histórica que fue más pronunciada aún hasta 2010 y que en los últimos períodos fue menos categórica.
Reconozco mi ignorancia sobre esta materia y así lo declaro, pero nada en este cultural análisis sobre la pérdida de la libertad, por delitos, me hace ver si están incluídos los miles de presos políticos sin proceso y sin sentencia, alojados en especiales unidades penitenciarias que se distinguen por su falta de higiene y atención médica y a las que hay que ingresar con adecuados equipos de respiración. Es probable que no se hayan inventariado, dada su condición de etnia especial destinada a condenas de prisión perpetua.
Suponemos que esta elegante presentación de nuestros funcionarios judiciales, es un entrenamiento previo a la visita que nos efectuarán los organismos de derechos humanos de la OEA, siempre parciales en sus juzgamientos y declaraciones como lo vienen demostrando desde hace muchos años: los terroristas son idealistas inocentes y los gobiernos constitucionales y sus fuerzas de seguridad, son represores culpables de delitos de “lesa humanidad”.
Repito que por lo pronto no soy conocedor de materias relativas a la cultura penitenciaria, pero baso mis comentarios y críticas en el sentido común que se acentúa con el paso de los años y que me permite exponer mi libre opinión en los pequeños espacios de las redes sociales, que me son negados o censurados por el periodismo de alta escuela, muy respetable y prestigioso, pero con escasas posibilidades de poder ser rebatido. Vale esta aclaración pues no hallé en los medios crítica alguna al publicitado caso de Milagro Sala, defendida insólitamente por los organismos internacionales, con un apoyo directo, inmoral a todas luces, del secretario de la OEA, Almagro, que le dirigió una carta en tal carácter con su opinión personal de que debía ser “liberada inmediatamente”
A esto cabe agregar, cerrando el círculo, las noticias llegadas de Jujuy que dan cuenta de acusaciones de violencia realizadas por víctimas de la dirigente piquetera, castigos corporales, amenazas , desalojos y violaciones de domicilio por su organización armada Tupac Amaru que, en su momento, no se animaban a denunciar por temor a represalias. Las denuncias se presentaron ante la secretaría de Derechos Humanos de la provincia, la policía y la justicia, pero la información destaca que ninguna de las víctimas fue convocada o escuchada por las organizaciones de la OEA, pues tales antecedentes perjudicaban la construcción de la causa a favor de la detenida.
Las historias que relatan las iniquidades sufridas en forma continuada por las víctimas y que, reiteramos, no fueron escuchadas por el Grupo de Trabajo de la OEA, título que responde a sus actividades, pues fueron realmente trabajos de “grupo”, son explícitas y las reproducimos.
Martín Jorge Rodríguez
Ex integrante de la Tupac Amaru
Denunció violaciones de los derechos humanos ante la Justicia y ante la Secretaría de Derechos Humanos de Jujuy. Allí dijo: "Conocí a Milagro Sala entre 2008 y 2009, cuando una persona cercana a ella nos presentó. Yo reclutaba gente para que trabajara en la copa de leche y fuera a la cancha y formara parte de la barra brava. En compensación nos daban planes de trabajo. También hacíamos campaña para un candidato a intendente del PJ".
Sin embargo esta relación se complicó cuando dejó la Tupac "porque Sala nos maltrataba, nos quitaba todos los papeles y supuestamente ella los presentaba y los cobraba".
Tiempo después, cuando fue a gestionar bolsones a otra agrupación, apareció Sala con su gente. "Me pegó en la cabeza, me tiró al piso y me amenazó delante de tres integrantes de la Tupac, y le dijo a un empleado del ministerio que no me diera nada. Ahí empezó mi calvario porque nadie me ayudó más por indicación de ella." El episodio se repitió tres años después.
Rodríguez también relató qué significa en la jerga tupaquera "el psicólogo": "Consistía en que te encerraban en una habitación y Milagro Sala te pegaba".
Soledad Angélica Mendoza
Ex integrante de la Tupac Amaru
Ex cooperativista de la Tupac Amaru, Soledad Angélica Mendoza denunció que la organización se apropió de un patio de su casa y que Milagro Sala la amenazó de muerte.
El relato de la mujer comienza en enero del año pasado. Según las denuncias que hizo ante la Secretaría de Derechos Humanos, la policía y la justicia jujeñas, en el transcurso de ese mes, Sala y obreros "identificados con gorras, remeras y chalecos de la Tupac Amaru" ingresaron al patio trasero de su casa, "tiraron todo lo que allí había y comenzaron a hacer una construcción" en el lugar. "El terreno donde vivo está en juicio de prescripción adquisitiva y rige una medida de no innovar", precisó Mendoza en la denuncia. Siempre según su relato, cuando se lo hizo saber a Sala, la dirigente le contestó: "«Que me chupen el pingo la Justicia y los jueces. Acá la que manda soy yo, y la que les paga soy yo. Acá se va a construir una copa de leche para darles de tragar a los chicos pobres»".
"Recibí amenazas de muerte de parte de miembros de la Tupac por intentar oponerme a esa situación. (...) Mi denuncia es contra Milagro Sala porque es ella quien daba las órdenes", cerró la denuncia.
Luis Bail
Ex integrante de la Tupac Amaru
La denuncia la hizo ante la Secretaría de Derechos Humanos de Jujuy y el expediente ya obra en sede judicial. "Desde 1998 conozco a Milagro Sala. Yo vivía en la calle y ella me conocía y me invitaba a tomar mates. Después comencé a trabajar con ella asistiendo a las marchas. Cuando se creó la Tupac Amaru trabajaba en la parte social, en las copas de leche y comedores infantiles."
Según el relato de Bail, Sala siempre los "sometía a castigos corporales cuando cometíamos alguna falta, como por ejemplo una inasistencia al trabajo, y nos mandaba al «psicólogo». Ir al psicólogo consistía en que te llevaban a una habitación en la sede de la Tupac Amaru, nos encerraban allí y siempre estaba Milagro Sala, quien junto con otras personas nos pegaban golpes de puños y patadas para corregirnos".
También contó un episodio cuando fue a ver un partido de Gimnasia de Jujuy: "Me ubiqué en el sector de la barra de Beto Cardozo, Sala se enojó y fue a mi domicilio con 40 personas más, quisieron sacarme de mi vivienda y como me resistí Sala me pegó con una pala en el ojo y me desfiguró el rostro". En 2013 sufrió una situación similar.
Bettina Condorí
Ex integrante de la Tupac Amaru
Bettina Condorí denunció ante la Secretaría de Derechos Humanos, la policía y la fiscalía de Jujuy que Sala la golpeó y le arrebató una hija.
Según esa presentación, en noviembre de 2009, Condorí fue obligada a "comparecer" ante Sala para "pedirle perdón" por haber "hablado mal de ella".
El relato comienza con el arrebato de su hija. "Sala ordenó que me quitaran a la bebé y la llevaran a la guardería. Como ofrecí resistencia, una mujer me la arrebató violentamente. Era mi hija", indicó la mujer. La denuncia continúa con el detalle de cómo fue golpeada por Sala. "Llegamos al museo [una de las dependencias de la Tupac], nos sentaron en dos sillas, Sala se paró frente a mi pareja y yo. Todos los presentes comenzaron a insultarnos y obligarnos a pedirle perdón a Sala", relató. Y continuó: "Yo, por miedo, le pedí varias veces perdón, pero ella seguía insultándome. (...) Traté de escapar, pero Sala ordenó que me redujeran, me sentaron y agarraron las manos detrás de la silla mientras ella me pegaba piñas con las manos con anillos, me levantaba la cabeza de los pelos, me pegaba rodillazos y patadas, gritando que le pidiera perdón".
Cecilia Velázquez
Ex beneficiaria de la Tupac Amaru
Presentó una denuncia ante la fiscalía de turno y el Juzgado de Control N° 1, con el aval de 27 testigos. Comenzó a trabajar con Milagro Sala en 2003 y, según declaró, en 2005 le entregaron una vivienda, pero no le dieron la escritura. "Allí vivía con mi hijo. Durante el tiempo que trabajé para Milagro Sala recibí acoso y maltratos, no sólo de ella sino también de Shakira y el hijo de Sala, Sergio Chorolque."
"Milagro Sala iba a la cooperativa donde trabajábamos y nos pegaba con un garrote mientras nos decía que en las marchas, a las que estábamos obligados a ir, teníamos que saltar, gritar e insultar", denunció. "Por los maltratos, en 2011 decidí dejar la Tupac Amaru y allí comenzó mi calvario", explicó.
"Milagro Sala me citó a la sede de la Tupac. Allí me golpeó junto a Shakira y todo su entorno. Me encerraron en un cuarto, me pegaron piñas y patadas con botines. Me insultaban y me tiraban agua fría. Me dejaron inconsciente", contó Velázquez. Tiempo después la sacaron de su vivienda por la fuerza, le tiraron todas sus cosas a la salida del barrio. "Me amenazaron con que si hacía la denuncia me mandarían a matar."
Víctor Mendoza
Ex Secretario Gremial del Sindicato Docente jujeño
Víctor Mendoza era secretario gremial de ADEP, uno de los sindicatos docentes de Jujuy, cuando fue amenazado por Milagro Sala, que se quedó con su casa.

La denuncia que Mendoza radicó ante la Brigada de Investigaciones local es de 2013. Estaba reunido con el entonces ministro de Tierra y Vivienda, Luis Cosentini, en su despacho cuando Sala irrumpió allí con un grupo de personas. "El ministro se fue del despacho. Sala comenzó a increparme y pegarme en el pecho. Yo no podía alejarme del lugar porque había seis guardaespaldas. Sala me amenazó para que no hablara mal de ella", reconstruyó Mendoza. Siempre de acuerdo con la denuncia, el gremialista fue privado de su libertad en diciembre de 2013. Ocurrió en la sede del gremio docente, donde se encontró con Patricia Jaldín, una de las dirigentes de la Tupac, que estuvo detenida. "Me pegaron, me amenazaron y me retuvieron durante cuatro horas por orden de Sala", relató. En cuanto fue liberado, Jaldín amenazó con matarlo si no dejaba su casa. "Cuando volví a buscar mis cosas, ya estaba ocupada por el hijo de Jaldín. Desde esa fecha recibí amenazas. Vivo con miedo", concluye la denuncia.