domingo, 10 de mayo de 2020

INTERESANTE ARTÍCULO

Cuando una publicación resulta muy atrayente, interesante y reúne todas las cualidades que nos impide interrumpir su lectura, es una tentación transcribirla para el conocimiento de nuestros amigos y contactos virtuales que mantenemos en las redes sociales, Esto es precisamente lo que hacemos:

LA IMPERDIBLE RADIOGRAFÍA DE LA TRABAJADORA DEL CONICET QUE SIEMBRA EL ODIO EN LAS REDES
     
En las redes sociales es conocida como Anita Zen, pero su verdadero nombre es Analía Coccolo. Quién es la militante comunista, acusada de espionaje, que se oculta detrás del relato del ”Capitán Beto”
Analía Coccolo saltó a la fama luego de un polémico video publicado en su cuenta de Twitter @AnitaZenOK, en el que realizaba duras acusaciones sobre las personas que salieron a reclamar a la calle en el marco de lo que se dio en llamar “la marcha de los barbijos”. Como resultado, tuvo que restringir su perfil.
“Voy a ser yo misma la que voy a tocar la cacerola cuando estén todos en cana. Y eso sí, ¿querés salir, papito? Vamos a ver, cruzamos tus datos con AFIP y vemos ingresos brutos, ganancias, cuánta guita tenés en el banco y vas a pagar una fianza de acuerdo a tus ingresos. Porque la fianza va a ser por portación de cara y por fortuna. Así que traten de salir los pobretones a la calle, no salgan los que tienen mucha plata porque esos son los que más guita van a pagar de fianza”, arengaba notablemente iracunda Coccolo.
“Me tienen harta. Merecen contagiarse y estar en el mismo nivel de mucha gente que la está pasando mal y que está hacinada porque Horacio Rodríguez Larreta no considera a la gente de la Villa 31 personas”, comentaba. Y agregaba: “Así que me tienen podrida. Salgan a la calle, contágiense y vayan a provocar, háganlo. Quiero ver cuánto van a durar en la calle. Quiero ver si se animan, si lo hacen (…) ¿Querés salir a la calle? Salí con el barbijo, te lo vas a meter en el orto”.  

UNA COMUNISTA EN EL CONICET

Detrás del seudónimo Anita Zen no se encuentra un simple militante. Aunque, vale aclarar, Coccolo se expone como una férrea defensora de la doctrina cubana.
De hecho, el año pasado participó del día de la Cultura Cubana presentando su libro “Cuba, una carta de amor al tiempo”, en donde realiza una síntesis del “amor de una época” a José Martí, el “Che” Guevara y Fidel Castro. Para la autora, ese “amor” en la actualidad se caracterizará por la recuperación de los gobiernos populares en el continente y en Argentina, “teniendo a Cuba como imagen a seguir”.
Además de comunista, monotributista y empleada en el Conicet, Coccolo mantiene un vínculo con el presidente Alberto Fernández, por ser la autora del relato bautizado “Capitán Beto”.
En el video extraído de la cuenta de Twitter de “Capital Beto”, el mandatario agradece a “Ana” y comenta haber grabado el video luego de compartir un café con la creadora.
Coccolo y la primera dama, Fabiola Yáñez, hicieron gala de uno de los productos de "Capitán Beto".
Aunque comunista, Coccolo también tiene su perfil empresario. En ese marco, mantiene varias marcas registradas en el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (INPI). Pero, además, a fines del 2019, inició el registro de la denominación “Capitán Beto”, lo que le permitirá hacer uso exclusivo de la marca y la imagen animada de Alberto.

UNA INSÓLITA CAUSA DE ESPIONAJE

El estrecho vínculo de Coccolo con el gobierno nacional, ya sea como militante comunista o dueña del relato “Capitán Beto”, se completa con su desempeño como community manager de la Cooperativa de Trabajo Enredo Ltda. y del restaurante de San Telmo llamado “Lo De Néstor”. 
Pero a este perfil, es inevitable sumar otro polémico hecho denunciado en el marco de una causa por “espionaje”.
En el año 2009 un escándalo salpicó a la Universidad Católica (UCA), que fue acusada de difamar a través de un correo electrónico un posgrado de la Universidad del Salvador (USAL), dictado por un ex funcionario menemista, denominado Políticas Públicas de Escuela de Posgrado Ciudad Argentina (EPOCA).
En la denuncia firmada por Jorge Vanossi y patrocinada por Diego Pirota –casualmente abogado también de Claudio Uberti en la causa del “valijazo” del venezolano Antonini Wilson-, se apuntaba a cuatro ex empleados de EPOCA. Uno de ellos era Analía Coccolo.
Todos mantenían un factor común: renunciaron o fueron expulsados por la pésima relación laboral y personal que tenían con el ex menemista Roberto Dromi, quien luego se convirtiera en aliado de los Kirchner en su intento de capturar Telecom. La broma juvenil había tomado una magnitud impensada. 

(www.REALPOLITIK.com.ar)