Se está discutiendo en el Congreso la
designación de dos jueces para integrar la Corte Suprema de Justicia
Horacio Rosatti que ya pasó
favorablemete el inquisitorio examen de la cámara baja, podría ser rechazado
por el "cristinismo", pero al constitucionalista santafecino le
permitiría pasar el filtro del Senado su condición de hombre de indudable
pertenencia al PJ, lo cual limitaría el número de votos en contra.
Político al fin de cuentas, ante la
enésima consulta Rosatti aseguró que, en el caso de que se ampliara la Corte,
"deberían ser atendidos los déficits de representatividad de género y
regional" que los senadores le imputaban al gobierno en su elección.
La "causa" que podría
costarle su designación al otro postulante, Rosenkrantz sería la falta de una
política de género para la Corte de parte del gobierno de Mauricio Macri.
Ese es el motivo que viene agitando
el kirchnerismo ortodoxo con el objetivo de encontrar eco en varios
legisladores, no sólo mujeres, y que les permitiría disimular algo que es un
secreto a voces en el Senado, que ya tienen decidido votar en contra de los dos
postulantes. En el caso de Rosenkrantz, por su pasado como abogado del Grupo
Clarín.
Lo que todavía no entró en la mente
del vulgo, en general, es que la defensa o patrocinio de los abogados responde
a la misión obligada que le impone el carácter de su profesión, sin distingos
de la personalidad, simpatía o antipatía de sus defendidos.
Pero yendo al caso de Rosenkrantz
queremos recordar un artículo que publicáramos en nuestro bogspot “Habla la
experiencia”, el 11 de noviembre de2014 que se refiere a la cuestión de género
y que cobra una relevante actualidad.
"Discriminación a la Idoneidad
En el año 1988 se sancionó la Ley No
23.592 sobre Actos Discriminatorios que en su Artículo 1o reconoce como
discriminación cualquier impedimento o restricción del pleno ejercicio “sobre
bases igualitarias de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en la
Constitución Nacional [...] por motivos tales como raza, religión,
nacionalidad, ideología, opinión política o gremial, sexo, posición económica,
condición social o caracteres físicos”Se define como una práctica
discriminatoria establecer cualquier distinción legal, económica, laboral, de
libertad de movimiento o acceso a determinados ámbitos o en la prestación de
servicios sanitarios y/o educativos a un miembro de un grupo humano del tipo
que fuere, con el efecto o propósito de impedir o anular el reconocimiento,
goce o ejercicio de los derechos humanos o libertades fundamentales
La Comisión de Justicia de la Cámara
de Diputados debatirá un proyecto de ley que presentó el oficialismo para
instaurar el cupo femenino en la Corte Suprema de Justicia; propone que de los
cinco miembros del alto tribunal al menos dos deben ser mujeres.
En ningún caso la participación de
mujeres en la Corte Suprema de Justicia podrá ser inferior al 30 por ciento de
su composición", reza el proyecto y, para dejar bien en claro que el
reemplazante de Zaffaroni debe ser una mujer, añade como cláusula transitoria
la siguiente: "La totalidad de las vacantes que se produzcan en la Corte
Suprema a partir de la vigencia de la presente (ley) deberán ser cubiertas por
mujeres hasta tanto se cumpla con lo dispuesto en el artículo 1º".
Este proyecto indudablemente lleva
por propósito evitar la discriminación de la mujer.
Al imponer porcentajes obligatorios a
la presencia de mujeres en el Poder Judicial, para evitar la discriminación, se
incurre en en error, ya que esa obligación legal constituye en sí una
discriminación.
En efecto, hablando en términos
generales, podemos señalar que en supuestos concursos que especifiquen
conocimientos, experiencia, idoneidad, idiomas, títulos, se pueden producir
situaciones imprevisibles, como por ejemplo concursantes con calificaciones
óptimas, digamos 10 puntos, son relegados y privados de acceder al cargo por
razones de un porcentaje establecido por ley y por ende, se designa a un
miembro de otro género con calificaciones menores, que pueden ser 4 puntos.
Obsérvese que no se habla de masculino y femenino, ya que esa restricción
matemática puede afectar a cualquier sexo. Pongamos como ejemplo que en un
concurso como el señalado una mujer obtiene 10 puntos y excelentes
antecedentes, pero ya quedó completado el porcentaje asignado a su sexo, por lo
que queda descartada y se designa un participante masculino que apenas llega 4
puntos de calificación
La tendencia igualitaria que nos
devora carece de elementos valederos que la justifiquen. En el afán populista
de igualar a cualquier precio, se deja de lado la idoneidad y otros valores que
son desechados, todo en perjuicio de la calidad, de la competencia y del
verdadero sentido de igualdad ante la ley. Lo comprobamos en la educación con
nuevas disposiciones que desalientan la voluntad de aprender y mejorar para el
alumno afanoso que busca, lógicamente, un premio y el reconocimiento de sus
aptitudes. Advierte que por las nuevas regulaciones, alumnos desaplicados y
holgazanes pasan a un nivel superior sin ningún esfuerzo ni merecimiento. La
injusticia de ese acto provoca un desengaño en su juventud muy difícil de
superar en el futuro.
Por otra parte, si lo que se quiere
lograr es la defensa de la mujer, en su condición de tal, para ocupar cargos
públicos, no queda muy en claro ese 30% en vez de un 50%. Lo justo y equitativo
es la selección por calidad e idoneidad y aquí sí en un caso de igualdad exacta
de condiciones entre un hombre y una mujer, se puede decidir por esta última.
En un aspecto figurado podríamos
afirmar que este proyecto de ley es en verdad discriminatorio para con la
Justicia. Ella con la venda en sus ojos y la balanza en sus manos espera la
conformación de una Corte Suprema y sus Cámaras a través de una selección
jerárquica y de calidad institucional, donde todos sus funcionarios reúnan la
idoneidad y la capacidad que garantice la sana administración de justicia.
No es aceptable una ecuación
matemática que nada tiene que hacer con la justicia, son otros los parámetros a
tener en cuenta y el manejo de los porcentajes por sexo no son los más
indicados.
Dados los nuevos soplos igualitarios
enquistados en nuestra política, será muy difícil rever este populismo tan
alejado del debate académico, del razonamiento lógico y del respeto a la
opinión ajena".
Resulta oportuna la actualización del
artículo, teniendo en cuenta los argumentos esgrimidos por los oposditores,
basados en una ley del año 1988, que siempre la consideramos impropia e
impracticable.
En el fondo del asunto debemos
afirmar que la igualdad a la que apela fervientemente el populismo de los
últimos años, en realidad no existe. Es así como se ha pretendido imponer
demagógicamente este principio en la sociedad, que se enarbola bajo el término
“inclusión”, utilizado por todos los partidos izquierdistas del nuevo cuño como
una conquista social. La hemos escuchado hasta de la boca del Papa Francisco.
La igualdad sólo existe en la aplicación de la ley a todos los ciudadanos en un
régimen democrático y republicano.
Si desde otro planeta divisáramos los
miles de millones de habitantes de la Tierra sólo se contemplaría una masa de
puntitos aparentemente iguales, pero que en su cercana observación nadie podría
negar que está conformada por hombres y mujeres, altos y bajos, gordos y
flacos, negros y blancos, virtuosos y viciosos, malos y buenos, en una palabra,
desiguales. Los relatos e ideologías políticas no podrán nunca ignorar la
realidad. Con ese criterio marxista de igualdad e inclusión, las modernas
sociedades han dado paso al reconocimiento de matrimonios homosexuales, a la
modificación de un derecho penal que, basado en esas teorías, convierte a un
delincuente en víctima de la sociedad y un inocente ciudadano en delincuente, a
una libre incorporación a los claustros universitarios sin exámenes de
competencia, a una supresión de las notas clasificatorias de los alumnos para
no deairar a los menos aplicados, ello en detrimento del estudioso que espera
un premio a sus aptitudes..
Podríamos exponer infinidad de
ejemplos para que los favorecidos por la Inclusión” manifestaran su derecho a
opinar con la consabida frase de que hay dos bibliotecas, pero que en este tema
en especial les haría notar que muchas bibliotecas son un relato de libros con
adornados títulos y páginas vacías.