La reinserción en el
mundo, en la democracia y en los mercados internacionales es la prioridad del
nuevo gobierno, de igual o mayor importancia que otros acuciantes temas surgidos luego
del desastre moral, económico y político heredado de la anterior administración
kirchnerista.
Así lo han entendido
las nuevas autoridades que hace cien días asumieron el poder. Las relaciones con
los países tradicionalmente amigos de la Argentina se están restableciendo con
muestras claras de un cambio fundamental asentado en la llegada de mandatarios
y funcionarios extranjeros y en el reconocimiento mundial a los esfuerzos y
medidas iniciales que vuelven a estrechar lazos que nunca debieron romperse. La
reciente designación de embajadores idóneos y cultos para el cumplimiento de su
misión es un claro testimonio de que nuevamente tenemos un Ministerio de
Relaciones Exteriores, inexistente durante más de una década.
La próxima visita del
presidente Obama a nuestro país abre las puertas para renovados vínculos de
amistad y colaboración con el país del norte. En tal sentido, es interesante
advertir el entusiasmo observado en todos los estratos oficiales y privados,
con excepción de las conocidas minorías antiyanquis motorizadas por militantes
del gobierno anterior.
Sin embargo, hay un
detalle que empaña este augusto acontecimiento, ya que aparece un capítulo
olvidado del relato kirchnerista. en boca nada menos que de un funcionario
jerárquico del equipo gobernante.
Se trata de Claudio
Avruj, secretario de Derechos Humanos-Cultural de la Nación, que ya en otras
oportunidades ha evidenciado su mirada parcial y tendenciosa que hemos señalado
puntualmente, llegando a pedir la renuncia a su cargo. Pero si bien esos temas se
pueden cocinar entrecasa, dicho vulgarmente, esta vez su insidiosa imprudencia
se manifiesta tomando ventaja de la visita de Obama para proseguir su política
de corte populista con la bandera de los derechos humanos, enarbolada como una
incitación a que un presidente extranjero, en nuestra propia casa, agite el
dedo acusador sobre los militares verdugos y asesinos de los años 70.
En un artículo publicado el día 17 de marzo,
en vísperas de la anunciada visita nos dice que” la desclasificación de los
archivos de la época de la Dictadura es una necesidad para continuar con los
juicios a los militares “y que “es un paso adelante en nuestro objetivo de
cumplir con los postulados de Memoria, Verdad y Justicia, con el afán de
revisar nuestra historia”. “Es además otra muestra de una nueva relación que
hemos decidido encarar con la comunidad internacional. Agradecemos la voluntad
de cooperación del gobierno de Barack Obama y reiteramos nuestro deseo de
solidificar un vínculo mucho más provechoso con los Estados Unidos y con el
resto de los países del mundo”.
Esta declaración
expresada públicamente por un funcionario oficial que se identifica con el
título que ostenta, ¿se puede considerar como la comunicación oficial del Presidente
de la Nación, Mauricio Macri?
Obligadamente, debemos
continuar con una interpretación concisa del escrito de Avruj. Quiere decir que
Obama nos ayudará a condenar a nuestros militares y a cumplir con los
postulados de Memoria, Verdad y Justicia, que según él se refieren sólo al bando
de los montoneros. Que ése es el vínculo mas provechoso con los Estados Unidos.
Nos dice “con el afán
de revisar nuestra historia”, que suponemos ha de ser el mimo afán de la
expresidente en su revisionismo histórico.
Al principio de este
artículo nos referíamos a la saludable decisión del nuevo gobierno en el restablecimiento
de las relaciones internacionales, en general, y en particular con los Estados
Unidos. No era nuestra intención particularizar
nuestros comentarios sobre un escrito aparecido en forma imprevista e
inconsulta que compromete realmente al gobierno y en especial a nuestro
presidente.
Daremos difusión a
ésta, nuestra respuesta dirigida al secretario de los Derechos Humanos e
inclusive a los organismos nacionales, con la sana finalidad de que pueda
corregirse el rumbo torcido y desviado que se pretende dar a las relaciones
internacionales de nuestro país.
No olvidemos que la bandera de los derechos
humanos ya fue usada perversamente en
forma proselitista, por el matrimonio Kirchner, al igual que la revisión
histórica.
Y no olvidemos que la
muerte en cautiverio de casi 400 presos políticos es una mueca siniestra,
resultado de esa política populista.