Europa se está reconfigurando en torno a un eje soberanista-populista, o lo que es lo mismo, en torno a un resurgir de los nacionalismos",
El auge de las doctrinas antidiscriminatorias; del tratamiento igualitario; de los derechos humanos; provocó en los políticos el temor a ser catalogados como reaccionarios si no adhieren públicamente a esos principios. Los movimientos populistas llevaron al límite el aprovechamiento electoral que los beneficiaba para la consecución de sus propósitos y originaron la complacencia y los doble discursos. Nadie se atreve a comprometerse con claras definiciones.
El sorpresivo crecimiento del populismo tiene su origen en las crisis económicas que, aprovechadas por políticos avezados, llevan al pueblo a la indignación y a la búsqueda de soluciones rápidas y felices que llevan a la formación de nuevos partidos políticos. El electorado es seducido con teorías económicas de consumismo y promesas de un festival de subsidios, negación a la austeridad y a los programas del Fondo Monetario, de organismos internacionales y corporaciones capitalistas todos ellos acusados de conspirar contra la estabilidad y la soberanía.
Ya hemos hablado del sorpresivo éxito en España del nuevo partido Podemos con su líder Iglesias, cuya aparición hace poco más de un año terminó con el clásico bipartidismo español. Casi todas las encuestas lo colocan primero en intención de voto de cara a las elecciones generales de fin de año. Pablo Iglesias fue y es financiado por la dictadura de Nicolás Maduro a través del Centro de Estudios Políticos y Sociales, al cual le fueron girados por lo menos 3,7 millones de euros en diez años, lo que le ha provocado problemas recientemente. Desde esa perspectiva, el régimen de Maduro considera muy negativas las «campañas» mediáticas españolas en las que se pone de manifiesto una imagen crítica del propio Maduro, así como el apoyo político, social y económico del Gobierno venezolano a Podemos.
Europa se ve convulsionada con el ascenso en Grecia del líder izquierdista Tsipras del partido Syriza, que pone en peligro a la Unión Europea con su rebeldía de someterse al Banco Europeo en los programas propuestos para el tratamiento de la cuantiosa .deuda de su país.
Encuentra el apoyo de Marine le Le Pen Presidenta del partido francés Frente Nacional, ultraderechista, anticomunista y nacionalista que cuenta con casi un 30% en las encuestas superior a los partidos Socialista y Centro Derecha. Se diferencia del populismo en que no teme en ser catalogada de xenófoba, islamófoba y combate las teorías de la libre frontera, bregando por volver a las fronteras nacionales y abandonar el Euro. También lo acompañan entusiasmados los líderes populistas europeos con el nombrado chavista español Pablo Iglesias a la cabeza. Le siguen Nigel Farage en Gran Bretaña, secretario del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), ferviente propulsor de dura legislación inmigratoria y partidario de disolver la Unión Europea, Gerry Adams en Irlanda, Beppe Grillo en Italia y Geert Wilders en Holanda firme opositor a la inmigración musulmana.
Europa tiembla ante la presencia de un movimiento populista que, no obstante haber fracasado estrepitosamente en América del Sur, es peligroso por su política de atraer al electorado con programas de terminar con la austeridad y promover la incentivación del consumo, incitación al ocio con la distribución de subsidios, combatir el capitalismo foráneo, especialmente el proveniente del imperialismo yanqui, establecer una economía estatal con el control de precios y del cambio monetario, fijar límites al periodismo independiente para lograr su obsecuencia por medio de la publicidad oficial, falsificar las estadísticas para que se acomoden a un relato exitoso de la política estatal, adular a las multitudes con la participación de artistas populares, dirigir la opinión pública mediante canales de radiodifusión estatales que brinden gratuitamente espectáculos deportivos y musicales.. De esa manera los gobernantes del país se convierten en propietarios del mismo, de su territorio, de sus bienes muebles e inmuebles de los que disponen a su antojo en su calidad de tales.
Es una ficción de la felicidad y la alegría de un pueblo sometido en una pseudo democracia que con votos comprados asegura a sus dirigentes la perenne permanencia en el poder. No configura un gobierno con ideales patrióticos, democráticos y nacionales, sino una amalgama de ambiciones e intereses de orden personal de los que dicen ser representantes populares.
Las características de este populismo son el autoritarismo sin control, la corrupción, la inflación, la inseguridad y finalmente la degradación de la cultura y la educación
Está comprobado que el proyecto populista, también mal llamado progresista, culmina en fracaso cuando choca con la realidad, a la que eludió durante toda su gestión.. La ciudadanía coadyuva con su silenciosa indignación en su caída, pero no la provoca, es testigo de la misma producto de ese choque inevitable que finalmente llega.
El 7 de enero bajo el título del blog "La enfermedad de Occidente" habíamos comentado el avance del populismo en Europa, que ahora se acrecienta con el triunfo del primer partido izquierdista radical en la Unión Europea.
En nuestra América ya destacamos a Castro, Chávez, Maduro, Correa, Morales y Néstor y Cristina Kirchner. Con anterioridad y con visos de democracia fue el de Alfonsín un gobierno populista; de ahí su fracaso.
No es casualidad que se identifique a la llegada del populismo peronista (que influye a más de un partido) como el inicio del retraso argentino respecto al mundo.
Es natural que todos estos antecedentes no sean muy conocidos en el viejo continente, pero a medida que transcurra el tiempo y con los adelantos tecnológicos en las comunicaciones, los pueblos europeos irán tomando conciencia de estos fracasos, a los que se está sumando vertiginosamente nuestro país. Abrevar en esta experiencia les llevará indudablemente un alerta para detener el peligro en ciernes que hemos señalado.
Cuando estoy finalizando este artículo llega la noticia de que los ministros de Finanzas de la Eurozona y el gobierno de Alexis Tsipras llegaron a un acuerdo que prolonga el plan de ayuda financiera a Grecia durante cuatro meses, en lugar de los seis meses que exigía Tsipras. Este que asumió el poder el 25 de enero había prometido en su campaña electoral no aceptar la "austeridad" y desconocer la intervención del Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea, por lo que se podría hablar de una derrota de principio para el premier griego. Venció la exigencia de Alemania, Angela Merkel compartida por Francia, Francois Hollande, que manifestó que Grecia debe permanecer en la Eurozona. En las actuales condiciones Tsipras tendrá dificultades para desarrollar su ambicioso plan social prometido a sus electores. Por el momento Europa tendrá un respiro, con la firma del acuerdo, pero deberá enfrentar el auge de los partidos populistas con buenas perspectivas en las próximas elecciones.