El senador Abal Medina ha recurrido al diario La Nación para hacer pública su opinión acerca de las acusaciones de la diputada Carrió que lesionan su honor y agravian a su familia. Respeto la decisión del senador de ejercer el derecho de defenderse de agravios que también se han ventilado públicamente y considero que los conceptos vertidos en su artículo son los que rigen una vida en democracia.
Sin embargo, tengo algunas observaciones que hacer sobre algunos de los párrafos que merecieron mi atención. Ante todo quiero señalar que el senador tiene un bien ganado título de politólogo, lo que demuestra en su escrito, y haciendo honor al mismo, propuso un proyecto de ley que fue aprobado y publicado en el Boletín Oficial, “El Día del Politólogo” sin haber reparado ni él ni los firmantes, entre ellos el Vicepresidente Amado Boudou, que esa ley ya existía en homenaje a Mariano Moreno. Es un comentario al margen que no quería omitir
Yendo a las observaciones , en un párrafo dice: “No es mi intención dar entidad aquí al agravio gratuito que me lanzó Carrió; será la Justicia el ámbito donde se dirima esta cuestión. Prefiero utilizar estas líneas para reflexionar sobre las consecuencias que estas actitudes y prácticas políticas conllevan sobre la credibilidad del sistema democrático. Sólo por el objetivo de cobrar notoriedad en términos personales puede comprenderse la sucesión ininterrumpida de calumnias, infamias y acusaciones infundadas en que transcurren sus apariciones. ¿O será justamente este fárrago de mentiras el que la sostiene como un personaje atractivo para algunos medios, necesitados de convertir a la política en un culebrón de intrigas personales?”
Digo: Las actitudes y prácticas políticas que llevan a dudar del sistema democrático son precisamente las del gobierno a que pertenece. Además, el fárrago de mentiras más relevante está en la boca de la Presidente y sus militantes.
Dice: “Para nosotros gobernar no es reducir la política a una mera administración de la cosa pública, pretendidamente ajena a las contradicciones que habitan el universo social.”
Digo: Para ustedes gobernar es reducir la política al simple robo de la cosa pública, extraída principalmente del universo social, es decir, de la caja de los jubilados.
Dice: “La política de este país me atraviesa desde la infancia. He conocido y he interactuado con dirigentes de todos los colores”
Digo: Sin entrar en consideraciones, realmente ha visto cosas muy malas desde la infancia desde que sus parientes bien cercanos fueron montoneros criminales.
Dice: “Esta falsa moralización de lo político que articula Carrió construye antagonismos a partir de categorías morales. Estos discursos y prácticas políticas son dañinos y peligrosos para la democracia y sus instituciones. Si los oponentes políticos nos definimos por términos morales la idea de adversario es reemplazada por la de enemigo.”
Digo: La que construye a diario antagonismos que han dividido a la sociedad, es la Presidente, ante quien usted se somete. En cuanto a la idea de reemplazar adversario por enemigo luce permanentemente en los discursos del cristinismo y de su jefa por cadena nacional.
Dice: “En el piso de Westminster hay dos líneas, que simulan dos espadas enfrentadas y separadas por unos treinta centímetros de distancia. La tradición ordena que los parlamentarios no pueden cruzar esas líneas durante los debates, para prevenir disputas en la Cámara.”
Digo: Bello pasaje senador, pero usted como integrante del Congreso es testigo que esos treinta centímetros no existen en nuestro Parlamento, pues ni siquiera se producen esos debates que ustedes callan arbitrariamente imponiendo la mayoría. Usted apeló como ejemplo al Parlamento Británico y como buen politólogo debe saber que uno de los motivos de su creación tuvo por causa la necesidad de evitar la imposición de impuestos en forma autoritaria y discriminatoria por el Monarca. Precisamente nuestro Congreso, del que usted forma parte, ha delegado desde hace varios años al Poder Ejecutivo la facultad de aplicarlos sin la intervención legislativa. La Presidenta, como una Reina, ha recuperado ese privilegio que los ingleses habían arrancado de manos despóticas Como dice su Presidente “todo tiene que ver con todo”
Mientra la justicia a la que usted ha recurrido resuelva su caso, piense que es la misma que ustedes atacan despiadadamente. Si la sentencia le es favorable será una “justicia legítima”, caso contrario será una “justicia destituyente".
Finalmente, lo felicito por su artículo, un modelo de tinte democrático. Trate de seguir sus principios.