viernes, 17 de julio de 2015

REGALOS AL PAPA. AL IMAN Y AL DALÁI LAMA


Se ha despertado una polémica sumamente interesante respecto al regalo que le hizo Evo Morales al Papa Francisco durante la visita de éste a Bolivia.
Hoy, por ejemplo, se publica en La Nacion una carta del lector Roque Sanguinetti que se pregunta qué hubiera sucedido si en vez de entregarle al Papa un "crucifijo" comunista formado con una hoz y un martillo algún presidente le hubiera regalado uno formado con una esvástica. Se imagina que el Pontífice lo hubiera rechazado en el acto. Entonces también se pregunta por qué no hizo lo mismo con el lamentable obsequio de Evo Morales, emblema de un régimen que con crueldad, en nada menor a la del nazismo ,asesinó a decenas de millones de seres humanos, entre ellos muchísimos cristianos.
Esto trae a mi memoria cuando el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Bergoglio, escribió en el año 2004, en una de sus cartas pastorales, lo siguiente:
"Hoy me dirijo a ustedes muy dolido por la blasfemia que es perpetrada en el Centro Cultural Recoleta con motivo de una exposición plástica",
El motivo era la muestra retrospectiva de la obra de León Ferrari, en la que se incluía a Jesús crucificado sobre un avión bombardero estadounidense.
Si de comparaciones se trata, pareciera que es más agraviante y blasfemo una hoz y martillo que un bombardero, pero sucede que estas divagaciones pronunciadas en la letanía de las vagas remembranzas, tienen otras ramificaciones artísticas y filosóficas que nos mueven a la reflexión. Ampliemos el panorama e imaginemos a mandatarios bolivarianos, que no se distinguen mucho por su intelectualidad, regalando un Jesucristo crucificado en la frente de Mahoma, al Imán de la religión musulmana, o un Jesucristo crucificado en el abdomen del Buda, a el Dalái Lama.
Con referencia a la reacción de los afortunados receptores de estas artísticas muestras, no quedan dudas que en el caso de los musulmanes puede haber sangre derramada y degüellos, si nos atenemos al siniestro acontecimiento en París con el semanario Charlie Hebdo. Con los budistas no existen antecedentes, pero es de suponer que lo asumirán con una leve inclinacíón corporal y una procesión por dentro.
Una probable justificación al comportamiento temeroso del Papa, en el difícil momento de aceptar un obsequio urticante, podemos hallarla en los casos que recibió regalos bastante "mersas", yendo al lunfardo, de la Presidente, inclusive con innecesarias explicaciones en cuanto a su uso. Francisco tuvo que simular un gesto educado de agrado en su aceptación.
Por último y con el propósito de que esta perorata no sea tomada como un simple divertimento, me atrevo a recomendar a los jefes de las respectivas religiones, tomar una decisión, que puede ser comunicada simultáneamente. en el sentido de no aceptar en el futuro regalos ni condecoraciones en actos públicos. Este acto de humildad seguramente ha de ser muy bien recibido y evitará polémicas como la que nos ocupa.