lunes, 19 de octubre de 2015
EL NAUFRAGIO DE LA CÁMPORA (II)
Hermosa pieza literaria la carta de la lectora Verónica de Estrada, publicada ayer en el diario La Nación. Dice lo siguiente:
Velero en Malvinas. -
"Quiero felicitar a todos los tripulantes del velero La Sanmartiniana por la odisea que vivieron a raíz de una fuerte tormenta que azotó la embarcación cuando navegaban desde isla de los Estados hacia bahía San Sebastián. Gracias a la pericia de sus tripulantes y a la gran ayuda del pesquero San Arawa II, pudieron salir todos ilesos, lamentablemente dado que el temporal continuó el cabo de remolque se cortó y el velero se perdió en el océano. La embarcación diseñada por Germán Frers fue muchos años el barco Escuela del Club Náutico San Isidro y luego pasó a pertenecer a la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua, la cual tiene como objetivo transmitir los valores del mar. Creo que los barcos tienen su propia alma, y en este caso quedó demostrado. El velero apareció en las cercanías de las islas Malvinas y fue remolcado hasta el puerto, adonde llegó enarbolando la bandera argentina, como si las fuerzas de las corrientes marinas lo guiaran a su destino. No importa el nombre con que se lo llame, lo que prevalece es su espíritu argentino. Llegó entero a un lugar que siempre fue y será su patria, las Malvinas".
Sin embargo, me permito disentir con su relato, ya que el velero entró a Las Malvinas enarbolando la bandera de La Cámpora, en vez de la enseña nacional. No llegó entero sino bastante maltrecho. Justamente la falta de pericia de los militantes precipitó el naufragio. El nombre original del velero comprado por La Cámpora al Club Náutico San Isidro, era “Náutico” y conforme a la tradición marítima, esa modificación es mala suerte para un barco.
Como se ve, el romántico comentario de la lectora fue una hermosa pieza literaria, ya que los improvisados militantes no conocían las leyes de la navegación ni sus mitos, con el agravado acto de enarbolar un símbolo político de funestos antecedentes.
Con deleznables propósitos de publicidad política kirchnerista, jugaron con los históricos antecedentes de un buque escuela y arrasaron estúpidamente con su dignidad, ganada en los mares.
El devenir de los doce años de monarquía kirchnerista con sus falaces relato y modelo que han manchado el prestigioso pasado argentino han terminado con nuestras tradiciones y han formulado un falso revisionismo histórico con nuevos próceres idealizados en las personas de ellos, Néstor y Cristina, buscando su perpetuidad en su familiares. como símbolos de la realeza patagónica , con sede en El Calafate.
Quedan resabios de esa dignidad perdida, en los generosos y altruístas párrafos de Verónica, que se resiste a enfocar la triste realidad y recuerda lo que fuimos y ya no somos. Vayan mis respetos a la loable intención de revivir un honorable y perdido tiempo pasado.