La falsedad y la hipocresía de la política argentina, producto de la falta de
valores de nuestra sociedad, como lo he manifestado en mi anterior artículo,
queda en su más humillante evidencia al conocerse dos días antes de las
elecciones la opinión del terceto de candidatos a la presidencia, extraída a
último momento mediante la ayuda de fórceps por un periodista curioso, respecto
al caso latente que eventualmente enfrentarán con los presos políticos.
Los voceros de Daniel Scioli son
concluyentes: la política implementada en esa área por Néstor y Cristina
Kirchner fue y es "exitosa". Por lo tanto, se seguirá con los juicios
a militares y la relación con las organizaciones de derechos humanos; se
buscará preservar los "sitios de la memoria" y la educación en
derechos humanos impulsada en los últimos doce años en las escuelas públicas y
en las Fuerzas Armadas.
Está todo dicho, continuará la venganza
terrorista, disimulada en juicios de apariencia legal y complicidad de la
justicia federal. Muertes “exitosas” en cárceles hediondas como las mazamorras
rosistas. Seguirán las relaciones con organizaciones ficticias de derechos
humanos a fin de asegurar un eficaz proselitismo populista. Se preservarán
los “sitios de la memoria” como lugares de exhibición de una revisión
histórica acomodada al pensamiento cristinista. Continuará la educación
“lavado de cerebro” en las escuelas y cuarteles brindando clases magistrales de
los militantes de La Cámpora
Con matices, Mauricio Macri y Sergio Massa
tienen una visión distinta: si bien coinciden en continuar con el
esclarecimiento de los crímenes de la dictadura, sus referentes afirman que no
debería tener prioridad la mirada retrospectiva. Declaraciones sin
compromiso que carecen de sustento argumental. En definitiva, ninguno de los
dos ha manifestado públicamente que los procesos son inconstitucionales
al sentenciar penas sin juicio precio al hecho de la causa, al aplicar la
retroactividad de las leyes en juicios penales, al aceptar pruebas de testigos
acusadores que cumplen doble papel, cuando en el derecho penal las pruebas
deben ser precisas y concordantes, al mantener a los acusados detenidos en
cárceles, indefinidamente, sin que medie sentencia, al negar a los detenidos
mayores de 70 años, y muchos de ellos más de 90 la prisión domiciliaria que les
corresponde legalmente. En ningún momento se les ha oído la condena por la
muerte en prisión de más de 300 ancianos, hechos puestos en conocimiento por
algunos medios atrevidos y las redes sociales a discreción.
Hemos asistido durante más de un mes
corrido a los debates, silencios, entrevistas, declaraciones, y promesas en
radios, canales de televisión, avisos publicitarios, de todos los candidatos,
en infatigables sesiones con poses, sonrisas, simpáticos mohines y verborragia
sin sentido.
No se ha escuchado opinión, crítica,
ni política a seguir sobre el caso de los presos políticos. Eso cuando no solo
atañe a la injusticia de los procesos, sino que es de interés nacional en
cuanto a la declaración de la Corte Suprema de Justicia, de que tales juicios
son "Política de Estado", lo cual obliga a una definición
concreta del futuro presidente.
Nada ha trascendido sobre el particular, a
pesar de constituir una política de estado, como se la ha definido.
La naturaleza y la importancia de este
asunto, increíblemente omitido en estas entrevistas, sobrepasa a los problemas
repetidamente señalados del cepo, del ajuste y otras yerbas y nos
recuerda una frasecita del ex Presidente Yrigoyen, tan particular en sus
expresiones políticas. Para descalificar aquellas argumentaciones casuísticas
con que algunos políticos achataban el nivel de los debates, con argucias
baratas que se concentraban en el detalle y perdían de vista grandes objetivos
o razones centrales más dramáticas que los motivaban, las llamaba
"patéticas miserabilidades". ¿No se ajusta a este caso donde se
pierden de vista grandes objetivos con argumentaciones inconducentes? He
recurrido a otra palabra del lenguaje yrigoyenista; "efectividades
conducentes", solía decir.
Al momento en que estoy por cerrar estas
líneas llega una noticia que guarda relación . Dice:
Héctor Timerman intentó, sin éxito,
impedir hoy viernes 23 una reunión convocada en la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) para analizar la situación del Poder Judicial en
nuestro país. Un bochorno. "Nosotros hemos deliberado y decidimos
seguir adelante", anunció el comisionado Paulo Vanucchi.
Los abogados Torcuato Sozio y Alvaro
Herrero, en representación de las entidades convocantes, expusieron sobre
las presiones a las que son sometidos jueces en la Argentina, las amenazas a
integrantes del Poder Judicial y la virtual "parálisis" del Consejo
de la Magistratura,
"Creo que tuvieron temor de hacer un
papelón y terminaron haciendo uno mayor", opinó Herrero "Es una pena
que no sólo se rehúya el diálogo sino que se intente impedir la deliberación
del máximo organismo internacional en materia de derechos humanos"
recalcó.
Esta es una triste evidencia de que la
pérdida de valores en nuestro país es cada vez más alarmante y lamentablemente
no hay perspectivas de mejora con el próximo gobierno, considerando lo expuesto
precedentemente.