Posiblemente mis amigos, familiares y contactos juzgarán enfermiza mi perseverancia e insistencia sobre un tema que escapa a propios y extraños, pero que continúa perturbando la razón de mi existencia. Sin embargo, considero lógica y razonable mi inquietud por obtener una respuesta a mis interpelaciones acerca del ominoso silencio que se guarda sobre Anses, el organismo violador de los derechos de los jubilados.
Es innumerable la cantidad de artículos y cartas que llevo escritos, últimamente en forma ya obstinada y fastidiosa, pero que en algún momento tendrán respuesta.
Acabo de asistir a dos programas políticos en TN donde fueron entrevistados el Ministro de Justicia Germán Garavano y el presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó, los cuales se explayaron en forma convincente sobre los proyectos del nuevo gobierno democrático. Ninguno de ellos mencionó al organismo Anses.
El doctor Garavano hizo clara referencia al mejoramientos necesario de la justicia, en cuanto a evitar las demoras prolongadas de los juicios y citó expresamente los juicios penales, civiles, comerciales y laborales, pero omitió los previsionales que, en la increíble cantidad de 500.000 son demorados por Anses, tal como lo he referido mil veces, poniendo trabas y apelando cuando el señor Ministro debe conocer el compromiso del Gobierno ante la ONU de no apelar los juicios de actualización de haberes, y desobedeciendo las sentencias favorables de pago inmediato.
No podemos negar que en algunas oportunidades se habló, al pasar, de volver al proyecto del 82% móvil que había vetado la expresidente, pero no es extraño suponer que de aprobarse la ley, Anses se niegue a acatarla, porque hasta estos mismos momentos sigue actuando como un apéndice del gobierno saliente.
No hay duda de que esta institución previsional no existe para la sociedad, para el periodismo, para los políticos y para el nuevo gobierno. La clase pasiva argentina continúa siendo un descarte . El maltrato, el desprecio y la falta de respeto a los ancianos pareciera no tener solución.
Dije en un artículo anteror: "Que se entienda bien, no se pretende una rápida solución por el equipo del nuevo gobierno, que llega para hacerse cargo de un país destruido económicamente y moralmente por un gobierno corrupto y vengativo que no admitió su derrota y continuó decretando leyes de urgencia, hasta lo último de su mandato para dejar tierra arrasada."
Pero a lo menos que podemos aspirar es que se reconozca la existencia de los jubilados y del organismo que sigue actuando como si estuviera bajo la conducción de Massa, de Boudou o de Bossio, en su política agresiva de la “década ganada”.
Se debe tener en cuenta que no puede destruirse la voluntad y la ilusión de quienes, alentados por el aire renovador que ya se respiraba antes de las elecciones, se pronunciaban así:
"MERECEMOS UNA JUBILACIÓN DIGNA Y EL PAGO DE LAS SENTENCIAS DE LOS JUICIOS POR ACTUALIZACIÓN DE HABERES CON SENTENCIA FAVORABLE. NO ES LIMOSNA. ES UN DERECHO.
SABEMOS QUE LOS GOBIERNOS PASAN. HEMOS SIDO TESTIGOS
SEAMOS LOS ARTÍFICES DEL GRAN CAMBIO PARA VIVIR EN VERDADERA DEMOCRACIA EN LA ARGENTINA DEL FUTURO.
TENEMOS 7 MILLONES DE VOTOS PARA DEMOSTRARLO.
SI QUIERES CAMBIAR A LA ARGENTINA,VOS PODES, LOS JUBILADOS JUNTOS PODEMOS Y DEBEMOS DEMOSTRAR QUE EXISTIMOS VOTANDO PARA EL CAMBIO."
Este llamado fue difundido por diversas asociaciones de jubilados a lo largo de todo el territorio y ellos votaron en octubre y el 22 de noviembre. Puedo asegurar que gran parte de los votos esperanzados de los mismos fue de incalculable ayuda para el triunfo de Cambiemos.