En todos mis blogspots dedicados muy especialmente a los derechos
humanos, hago expresa mención al silencio del periodismo sobre hechos
aberrantes que se vienen cometiendo en el ámbito de los denominados juicios de
lesa humanidad. Todos ellos fueron remitidos a los más "prestigiosos
periodistas" de los medios nacionales, pero jamás han hecho mella en su
coraza de silencio cómplice y temeroso. No pretendía tener respuestas desde sus
más altos niveles profesionales, pero sí esperaba provocarles una mínima mención
a estos hechos que nuestra castigada sociedad conoce y se entera solamente
gracias a las noticias y comentarios publicados en los correos electrónicos.
Precisamente en el escrito de ayer titulado "Avance peligroso",
destaco esta circunstancia y digo;
Gran parte del periodismo se está poniendo a la moda de criticar todas
las medidas del gobierno y parece deleitarse con el acompañamiento de los
tambores revoltosos que le da una audiencia numerosa, principal substancia para
el quinto poder..
El prodigioso avance de la técnica electrónica nos facilita enormemente
la tarea de aprovechar las redes sociales para contrarrestar una política
disociadora, poniendo en blanco y negro lo que se oculta, en franco
conocimiento lo que se ignora y en verdad lo que se miente.
Hoy me encuentro con unaextraordinaria carta abierta que condensa con
valentía y verdades de a puño lo que es una realidad que nadie se atreve a
enfrentar, aunque íntimamente la reconocen, cobardemente. La comparto en toda
su extensión y conceptos y la difundiré en todos mis contactos y espacios de
las redes sociales, como lo estoy haciendo en este momento. Fue escrita por un
amigo, Juan Manuel Otero, y me complace reproducirla en esta columna
Carta abierta a los periodistas argentinos
Estoy saturado de leer, ver y oír noticias y comentarios sobre el médico
que asesinó a un joven que quiso robarle el auto. Comprendo que nuestros
periodistas estén muy ocupados con esta noticia y lo respeto. Comprendo también
que ni Show Match ni Gran Hermano han dado estos días motivos de la importancia
a que nos tienen acostumbrados.
Pero no puedo seguir con la ironía; la verdad me brota y debo decirla:
los periodistas argentinos, en su abrumadora mayoría, me resultan de una
lamentable mediocridad y/o cobardía.
Nunca imaginé que, luego de más de tres décadas de democracia, el
periodismo argentino, en lo que a Derechos Humanos se refiere, no haya logrado
la veracidad, imparcialidad y valentía que el noble ejercicio de tal profesión
requiere de sus representantes.
Una abrumadora mayoría guarda timorato silencio respecto de la grave y
triste situación que soportan aquellos que, irónicamente, se jugaron la vida
para que nuestra Patria no sea otra Venezuela o Cuba, (con la salvedad de que
hoy la isla caribeña ha dado un giro de 180° en su política). De no haber
combatido nuestros soldados a la guerrilla terrorista de traidores a la Patria,
hoy haríamos colas multitudinarias para comprar papel higiénico, por citar un
ejemplo. Y aquellos soldados están en la cárcel…
Los impensables giros de nuestra historia, atada con nudos gordianos a
la corrupción política, nos ha llevado al lamentable estado en que los
traidores a la Patria de ayer, han gobernado el país por más de una década y el
fruto de la semilla por ellos plantada hoy esparce su pútrido aroma. Y aquellos
soldados siguen en la cárcel…
No es necesario individualizar a nadie, todos sabemos quiénes son los
periodistas tuertos, apenas una ínfima y honrosa minoría tiene la valentía de
denunciar las violaciones a los derechos humanos que se siguen cometiendo… ¡En
plena “democracia”!
Nadie levanta una nota en la cual se explique que el Estatuto de Roma
prohíbe y tacha de nulo todo juicio en el que se imputen hechos anteriores a su
entrada en vigor (2002), también declara que son imputables de acusación por
los delitos de Genocidio y Lesa Humanidad los funcionarios del Estado y los
integrantes de las organizaciones guerrilleras. Parece que a nadie llama la
atención que se impute a un solo bando… y se premie y rinda homenaje a los
terroristas que a sangre y fuego dieron origen al caos.
Esta aberración jurídica no le interesa a ningún periodista. Tampoco el
hecho de que la ley otorga el beneficio de la prisión domiciliaria a los
detenidos mayores de 70 años, y son cientos los ancianos muertos por falta de
atención médica que sobrepasan las ocho décadas con holgura, mientras jueces y
fiscales se esmeran en negarla… a ningún periodista interesa esta ilegítima
“pena de muerte”. Tampoco he leído una sola crítica a la perversa decisión del
entonces Ministro de Defensa Agustín Rossi de prohibir que los detenidos se
atiendan en los hospitales de su fuerza, logrando así que fallecieran cientos
de ancianos por falta de atención médica. Tampoco vi notas en que algún
periodista llame la atención por el hecho de que ningún fiscal lo haya acusado
de homicidio preterintencional y abandono de personas…
Supongo que es más importante analizar la actualidad de Fede Bal, o tal
vez las dos chicas que fueron echadas de La Biela por besarse en público los
tiene en estado de tensión por las graves derivaciones que puedan desprenderse
de semejante discriminación…
Tampoco les interesa que un Secretario de Derechos Humanos muestre una
lamentable falta de equidad y se dedique a impulsar las querellas contra ancianos
enfermos basadas en falsas denuncias que son receptadas por fiscales de dudosa
imparcialidad e instruidas por jueces prevaricadores, en juicios llevados a
cabo en recintos ocupados por tribunas rugientes que condicionan la equidad que
debe imperar. Es el mismo Secretario que muestra públicamente su mal humor
cuando algún tribunal se digna a cumplir la ley y otorga la domiciliaria…
Ningún periodista estrella levanta una crítica sobre ancianos que, pese
a llevar una década encarcelados, no han recibido aún condena… parece que
desconocen la garantía constitucional de la presunción de inocencia.
Eso sí, se llenan la boca con los derechos humanos, pero evidentemente
desconocen sus normas. Sería oportuno que lean atentamente el artículo 11° de
la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
11.1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio
público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su
defensa.
11.2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de
cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional.
Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la
comisión del delito.
Y si bien saturan revoleando el Estatuto de Roma, ningún periodista
aclara que los delitos imputados como de Genocidio y Lesa Humanidad, al ser
tipificados en 2002, no existían al tiempo de su comisión, por lo tanto se
trata de homicidios que prescribieron con el paso del tiempo.
Es muy clara su redacción…
Artículo 11 Competencia temporal 1. La Corte tendrá competencia
únicamente respecto de crímenes cometidos después de la entrada en vigor del
presente Estatuto.
Artículo 24 Irretroactividad ratione personae 1. Nadie será penalmente
responsable de conformidad con el presente Estatuto por una conducta anterior a
su entrada en vigor. 2. De modificarse el derecho aplicable a una causa antes
de que se dicte la sentencia definitiva, se aplicarán las disposiciones más
favorables a la persona objeto de la investigación, el enjuiciamiento o la
condena.
Hago votos por que en un futuro no muy lejano, los periodistas
argentinos tengan la capacidad, imparcialidad y valentía que tal profesión
requiere y que los pocos valientes y honestos que hay, y que todos conocemos a
través de blogs privados o libros de su autoría, tengan acceso a los medios y
se les garantice su libertad de expresión.
Juan Manuel Otero