Fue una veintena de
argentinos residentes en Holanda y que pertenecen a la agrupación HIJOS.
Portaban imágenes de Milagro Sala pidiendo su liberación, carteles con leyendas
que comparaban al presidente argentino con Donald Trump y otros que recordaban
el caso Panama Papers. También hubo otro grupo que apoyó al presidente
argentino.
Como hemos informado en varios blogspots publicados por el
caso Milagro Sala, estos escraches son financiados por organismos de derechos
humanos de corte ultra izquierdista coincidiendo con la CIDH, CELS y Amnistía
Internacional. ¿De dónde pueden residir en Holanda nada menos que una veintena
de argentinos H.I.J.O.S.?
Doy mi palabra de
honor que he presenciado en Europa durante los 70s estas actividades, en
especial en Holanda, Suecia y Noruega. En los años 80 fui testigo de un
escrache frente a la embajada de Londres, donde activistas repartían docenas de
sombreros blancos a gente reclutada para una protesta. He aquí demostrada la
falacia del acto preparado, pues al estar ausente el embajador Ortíz de Rozas
lo suplantaba el ministro Blanco y por eso los sombreros blancos. Fructíferas mis investigaciones a título
personal, pues en los países citados me encontré con argentinos de buena fe que
me confesaban abiertamente ser financiados por los gobiernos; en su mayoría se
establecían con restaurantes criollos. Me manifestaban que Amnesty International
enrolaba voluntarios para aumentar la cantidad de “desaparecidos en función de
las jugosas indemnizaciones que cosechaban.
¿Queda alguna duda
sobre la maquinación de estos organismos diseminados en Europa y recientemente
en la sede de OEA por el problema internacional que le están planteando a
nuestro país?.
El periodismo, como en este caso, en lugar de publicar
tendenciosamente falsos escraches y movimientos, deberían rebobinar estos antecedentes
para informar debidamente a sus lectores sobre verdades que ocultan con una
finalidad que ya conocemos, provocar disturbios, protestas violentas, el teatro
más buscado para sus lamentables necesidades. No soy periodista ni me atrae la
profesión, pero ante la falsedad y tendenciosa publicidad que le dan a los
maleantes, me veo obligado a difundir las verdades que mi experiencia me ha
enseñado a recolectar en mi mente, fiel testigo de lo que comento, y cuento con
la colaboración de mis contactos para propalarlas lo más vastamente posible.