lunes, 30 de marzo de 2020

ANSES Y LA PESTE


El diario Clarín sigue brindando su espacio para las cartas de los jubilados que reclaman justicia ante la defraudación permanente de Anses sobre sus haberes, liquidados intencionada y deliberadamente por debajo de lo establecido por las leyes.
Es el único medio conocido que da entrada a la gente más vulnerable del país que encuentra un espacio generoso, compasivo y gratuito como vía de escape a sus tribulaciones que nadie escucha ni presta la mínima atención. Prescindiendo de la privacidad que debo mantener en los actos de mi vida, me permito escribir a todos mis colegas una carta de adhesión que confirma mi lucha de varios años, condensada en los más de 100 artículos publicados en este blogspot "Habla la Experiencia"
Estimados colegas, ustedes se unen a los que hemos sufrido, y ahora volvemos a sufrir, la injusticia de todos los gobiernos desde hace añares con respecto a la fraudulenta liquidación de sus haberes y su permanente persecución por parte del Estado.
Lamento decirles que el verdugo utilizado para esa finalidad se llama Anses. Nada esperen de él, por el contrario, es la herramienta elegida para hundirnos todos los años en el abuso y en la arbitrariedad. El citado organismo responde al protocolo no escrito que ustedes desconocen, a saber:
Trampear, Demorar, Impugnar, Apelar, No pagar.
Efectivamente, las sentencias firmes le ordenan a Anses proceder a pagar los importes, en ellas fijados, en un plazo de 120 días, que se transforma en años, debido al referido protocolo. Mi caso es parecido al de vosotros pero es de mayor calidad ejemplificadora, si se me permite la expresión. Aquí va la narración de una increíble odisea "jubilatoria"
Me jubilé el 31 de julio de 1990.
El 4 de agosto de 1992 efectué un reclamo administrativo ante ANSES por mala liquidación de mis haberes, Expediente Número 997-51686761-001, que fue rechazado oir el organismo.
Apelé ante la Cámra Nacional de Apelaciones de la Seguridad Social, Expediente Número 21054/93.
Obtuve primera sentencia favorable de la Cámara 2l 20/09/93 sentencia 41470.
ANSES apeló ante la Corte Suprema de Justicia que falló a mi favor sentencia firme del 15 de julio de 1997.
ANSES ajustó mi jubilación, pero erróneamente y en una medida mucho menor de lo que correspondía de acuerdo a la sentencia.
El 22 de diciembre de 2008 se inició la "ejecución de sentencia" porque nunca se se cumplió correctamente. Reclamé la diferencia entre lo que marcaba la sentencia y el ajuste incorrecto en menos, efectuado por ANSES.
Presenté seis liquidaciones que eran impugnadas con extralimitada demora a medida que se iban presentando. Cinco de las seis quedaron sin efecto por no aprobadas o porque por el transcuso del tiempo quedaron desactualizadas y tuve que volver a hacerlas.
La última liquidación fue presentada a fines de noviembre de 2016, y ANSES volvió a impugnarla en febrero de 2017.
Con cierta reluctancia me decidí entonces a proceder al embargo de Anses, un organismo del Estado, para que en definitiva, doblegado, en 24 horas hiciera efectivo el pago.
Pero no se asombren, pues tuve que iniciar otro juicio para ajustar la liquidación de la retroactividad, trámite que nuevamente se vio afectado por las argucias del monstruo previsional. Y aquí también, tuve que embargarlo con éxito, en una sentencia que lo obliga a cumplir con el pago, además de castigar al organismo estatal, inéditamente, con un fuerte reto por la apelaciones irrazonables y errores aritméticos cometidos en el escrito de sus apelaciones e impugnaciones.
Sin embargo, esta vez por razonables motivos originados por la obligada cuarentena, debo esperar la finalización de la misma para cobrar el reajuste ordenado.
Coincidimos con respecto a la Ley de Castración Histórica que consistió en una insólita farsa de una verdadera extorsión, lo vengo denunciando desde su sanción. Vean:
https://silviopedropizarro.blogspot.com/2020/03/nostradamus-previsional.html
Es imparajitable que una catarata de juicios caerá sobre la inconstitucionalidad del decreto que canceló los índices de reajuste de los haberes que debieron respetarse a partir del mes de marzo, por lo que un cálculo optimista de la situación, en consonancia con la odisea expuesta más arriba, nos daría un plazo aproximado de 200 años de espera.
Luego de este desalentador breviario, llegamos a una ventajosa conclusión, toda vez que si somos capaces de chapucear contra la injusticia de una tremenda realidad que nos viene azotando duramente, a esta altura de nuestra vida, adquirimos una experiencia que nos permitirá enfrentar prolongadas cuarentenas en la lucha contra la peste

Cumplamos con la consigna--
               --Quedémonos en casa--