Cuando se está llevando a cabo una liberación de presos que nos recuerda a la estrepitosa apertura de cárceles ordenada por gobierno camporista, recordamos hoy el asesinato del juez Jorge Vicente Quiroga por una descarga de ametralladora de 14 balazos. Fue ejecutado por un terrorista del Erp el 28 de Abril de 1974, como cruel venganza por sus valientes fallos que condenaron las actividades subversivas entre los años 1971 y 1973.
La ola de asesinatos, secuestros y atentados contra jueces, policías, militares, ejecutivos y profesores cubrió todos los rincones del país.
El jefe de la Policía Federal, General Alberto Villar, que más tarde iba a ser asesinado por Montoneros, había advertido a miembros de la Cámara Federal "ustedes están todos condenados a muerte y no le podemos garantizar la vida", lo que originó el refugio en el exterior de más de diez jueces.
El gobierno camporista también arremetió contra todos los miembros de la Cámara Federal Penal disponiendo cesantías y traslados que causaron estragos en la Justicia.
A partir de ese trágico descalabro, ningún magistrado se atrevió a dictar resoluciones contra la acción de las organizaciones subversivas, que aprovecharon libremente la situación para la comisión de delitos a mansalva, con armas, incendios, bombas y explosiones que asolaron el país durante años.
En homenaje al héroe que hoy recordamos con unción, los miembros de la Justicia colocaron tiempo después una placa de bronce, en su memoria, en el Palacio de Tribunales, que militantes del gobierno kirchnerista arrancaron posteriormente.
El panorama que estamos viviendo en la actualidad, con la vuelta del kirchnerismo al poder, es un DEJÀ VU del havoc que nos muestran los archivos que no mienten.