Constituye un verdadero argumento para una película de ficción de alto voltaje, pero es la realidad, insólita, que se desarrolla públicamente en el Congreso de nuestro país.
Una vicepresidente, expresidente, que ataca a los mismos jueces que la están juzgando por delitos de corrupción, los desplaza y somete a juicio político, sin tener en cuenta las generales de la ley, e incluso criticando fallos anteriores. No hace defensa de su pretendida inocencia, sino que derriba los obstáculos que le permitirá eludir la justicia anulando los casos.
Esto no puede suceder en un país normal que vive en democracia, pero en la Argentina se ha establecido una dictadura con ropaje de democracia donde se ha entregado la suma del poder público al presidente del Poder Ejecutivo que en un pacto espurio con la actual vicepresidenta fue candidato a la primera magistratura por decisión de ella, para presentar la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner.
El pacto fue lo que estamos presenciando, derribar todos los obstáculos, reformar la Justicia, desobedecer las sentencias, remover jueces y fiscales e intervenir en las funciones de la Corte Suprema, todo con el propósito de salvarla de la cárcel.
El artículo del periodista de La Nación, Gustavo Ybarra, nos brinda un inteligente desarrollo de la trama que debe ser atentamente leído,
El Senado es el ámbito de la venganza y el atropello.