miércoles, 18 de noviembre de 2020

LAURA DI MARCO Y SOLEDAD ACUÑA

 Califico de realista y valiente el artículo de la distinguida periodista Laura de Marco con respecto a las críticas recibidas por la ministro de educación del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña.

 .Hay que terminar con la falsedad de la "política correcta", esa pantalla con que se abanicó el expresidente Macri y que le provocó perder la reelección.

Muy cierta su afirmación de que "Cambiemos gobernó con miedo. Nunca se animó a dar la batalla cultural, a fondo, por un proyecto de país alternativo al del perokirchnerismo: no lo hizo con los intelectuales, no lo hizo con el mundo sindical." Yo agregaría que por esa fallida "política correcta"  gobernó con miedo y no se animó a dar la batalla por los derechos humanos que prometiera solemnemente en la campaña electoral. 

No lo hizo con los ataques brutales de piqueteros, terroristas y kirchneristas por temor a que lo tildaran de "represor", cuando su obligación era poner orden, enjuiciar y poner en juego los atributos que le otorga la Constitución 

Durante su gobierno se agudizó el grave problema de la usurpación de tierras en el sur del país que actualmente se hace insostenible con la traicionera complicidad del Poder Ejecutivo. 

Pareciera que la fragmentada oposición no se desligó de esa falsa política ya que surgieron desde su seno fuertes críticas a la ministra que no hizo otra cosa que lanzar verdades de "a puño" como decía Sarmiento en su épica lucha por la alfabetización del país, verdades de la funcionara que llevan la misión sagrada de asegurar la educación de la niñez y de la juventud. 

Como se ha leído en varias protestas, se abren los casinos para permitir el vicio lúdico del pueblo y las ganancias fabulosas  de sus explotadores, y se cierran las escuelas.

Nada más conveniente,  buscado, y por lo que vemos, programado, para la consolidación de un gobierno populista, que la destrucción del aparato educativo, de la cultura, de la justicia y de la economía.

Aparentemente nuestra sociedad lo ha asumido, pues no reacciona.

He aquí el artículo: