MARÍA ZALDIVAR
Si bien el nefasto Foro de San Pablo inició su actividad en 1990, la dirigencia argentina, que debió estar alertada de sus objetivos desde el comienzo, parece haberlo descubierto recién.Tras la caída del muro de Berlín, el marxismo latinoamericano se vio obligado a reorganizarse. En el nuevo contexto, Lula Da Silva y Fidel Castro hicieron un llamado a las fuerzas afines a trabajar en conjunto. En los ’70 habían intentado la toma del poder mediante la acción violenta del terrorismo. Como ese ataque fue repelido por las fuerzas regulares, el Foro decidió un cambio de estrategia: el objetivo y los conductores seguirían siendo los mismos pero cambiarían las formas. Sin violencia, irían por la educación, el debilitamiento y descrédito de las FF.AA., la captación ideológica de los medios de comunicación, el apoyo a grupos indigenistas y la consecuente toma de tierras y, como corolario antes de las revueltas espontáneas, la crisis política.
A través de los años se fueron sumando Hugo Chávez y Nicolás Maduro (Venezuela), Fernando Lugo (Paraguay), Daniel Ortega (Nicaragua), Michelle Bachelet y Camilo Lagos (Chile), Tabaré Vázquez y Pepe Mujica (Uruguay), Rafael Correa (Ecuador), los Kirchner (Argentina), Dilma Rousseff (Brasil), Evo Morales (Bolivia), Leonel Fernández (República Dominicana), Ernesto Samper y Juan Manuel Santos (Colombia), José Luis Rodríguez Zapatero (España) y el ex Secretario de la Organización de Estados Americanos, el chileno José Miguel Insulza. Hoy se suman Irene Montero, ministro de Igualdad de España, ex militante del Partido Comunista y pareja del vicepresidente del gobierno; Luis Guillermo Solís (Costa Rica), Martín Torrijos (Panamá); y los argentinos Felipe Solá, Hebe de Bonafini, Carlos Tomada y Jorge Taiana, entre otros.
Esa coordinación de esfuerzos dio un resultado óptimo: el Foro de San Pablo reunió 68 partidos políticos, 52 organizaciones sociales y movimientos guerrilleros, gobernó el 45% de la región y tuvo presencia activa en 22 países del continente americano, más España.
Sin embargo, las pésimas administraciones llevadas adelante con la receta del populismo, inevitablemente asociado a la corrupción propia del modelo de estado grande, los hizo decaer en las preferencias electorales y fueron reemplazados. En 2019 se reciclaron en el llamado Grupo de Puebla y renovaron los votos: mismos objetivos, mismos personeros y una nueva impronta externa: en lo ideológico, la agenda globalista y en lo económico, el apoyo de George Soros y algunos megamillonarios de Silicon Valley.
Intentaron ganar adhesiones levantando distintas banderas: el ecologismo, la defensa de la fauna y los bosques, el indigenismo, los derechos humanos y ahora se concentraron en el movimiento feminista, la cara del comunismo del siglo XXI. A través de sus consignas de aborto libre e ideología de género promueven avasallar el derecho preferente de los padres a decidir sobre la educación de sus hijos. El movimiento feminista impulsa la imposición de contenidos escolares ajenos al conocimiento científico dando cabida a la manipulación de la niñez.
La ideología de género, el aborto y el reclamo de privilegios para las minorías del movimiento LGBT como políticas de estado son las lanzas del comunismo aggiornado.
El retorno de Evo Morales a la centralidad política boliviana, Cristina Kirchner en la Argentina, las revueltas en Chile que le torcieron el brazo a un tibio Sebastián Piñera obteniendo la convocatoria a un plebiscito constitucional, las crisis en Perú y Guatemala dan cuenta de un avance decidido en la agenda del Grupo de Puebla.
La Reacción
Frente a la inmovilidad de la oposición de todo el continente, en España surgió la reacción. En octubre pasado se firmó el documento fundacional del llamado Foro de Madrid que lleva, inicialmente, la firma de 70 personalidades del mundo de la política, la cultura y la sociedad civil. Ese Foro redactó la Carta de Madrid, cuyo objetivo central es defender las democracias liberales, el estado de derecho, la prosperidad y la igualdad ante la ley.
«Ante la ofensiva totalitaria en muchos países de la Iberosfera, lanzamos la Carta de Madrid en defensa de la libertad y la democracia. una parte de la región está secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el narcotráfico y terceros países. Todos ellos, bajo el paraguas de Cuba e iniciativas como el Foro de San Pablo y el Grupo de Puebla, que se infiltran en los centros de poder para imponer su agenda ideológica», dice la Carta en uno de sus párrafos. (https://gaceta.es/actualidad/
Ante la falta de reacción de la política latinoamericana, el staff de timoratos y/o cómplices que taponan los espacios de poder mientras la insatisfacción y el agobio ciudadano aumentan, la creación del Foro de Madrid es una bocanada de aire fresco para quienes estén dispuestos a enfrentar sin pudor el autoritarismo en esta parte del mundo. Y como dijo Santiago Abascal, presidente de Vox, cuando Pedro Sánchez se hizo del poder en España con el apoyo del chavista Pablo Iglesias: «Bienvenidos a la resistencia»
María Zaldivar
Este objetivo central para defender nuestra democracia, nuestras instituciones y nuestras familias que se llama el Foro de Madrid está claramente expuesto en la Carta de Madrid y ratifica nuestra dura advertencia contenida en el siguiente link: