En línea con la Academia Francesa de Lengua, que lo consideró una "aberración", el Gobierno francés prohibió el lenguaje inclusivo en las escuelas por ser un "obstáculo" para la comprensión de la escritura.
"En un momento en que la lucha contra las discriminaciones sexistas implica combates contra la violencia conyugal, la disparidad salarial o el acoso, la escritura inclusiva, aunque parece participar de ese movimiento, no solo es contraproducente para esa causa sino perjudicial para la práctica y la inteligibilidad de la lengua.
El lenguaje inclusivo nació dentro de círculos feministas, donde consideran que el lenguaje masculino no es neutro e implica una "invisibilización" de las mujeres. Sin embargo, esa forma de conjugar "constituye un obstáculo a la comprensión de la escritura", además de afectar a la lectura en voz alta.
Ejemplo a seguir en nuestro país, pues como dijimos en anteriores artículos, no hay razones ideológicas ni lingüísticas para la penetración de la "hegemonía cultural" que el comunismo quiere imponer en el mundo luego de la caída del muro de Berlín y el fracaso de los Soviets.
La incentivación del "lenguaje inclusivo", bajo el pretexto del cambio y perfección del idioma, pone el acento en la excentricidad de suprimir el masculino y el femenino, dando pie al feminismo a ultranza para que la docencia se encargue de acentuar el separatismo cultural y social.
Ingenuos y bien intencionados periodistas han mordido el anzuelo y se han prestado a debates sin sentido que facilitan los planes de los cultores gramscianos para distanciamientos "sin causa" en todos los sectores de la sociedad.
Sepamos que Gramsci escribió en sus manuales que "debe haber nuevos planes, una penetración en las sociedades con la inteligente invasión cultural en las escuelas y en las universidades, destinada a provocar la división de las instituciones, de las familias, de la sociedad; es la adecuación a la doctrina comunista del igualitarismo, pensar igual, hablar igual, escribir igual.
Esa antigua utopía de la igualdad a todo trance, ahora modernizada, que la sabia naturaleza nos niega a cada instante en la presencia de los mares, los ríos, las montañas, las plantas, las flores, los animales, los hombres, (que nunca se necesitó aclarar que comprende a masculinos y femeninos), elementos que nunca podrán ser iguales, ni por decreto ni por voluntad del ser humano. Esa imposible utopía...