LA BALANZA PARA UN SÓLO LADO
La balanza de los derechos humanos para el gobierno kirchnerista se inclina hacia los montoneros. Las víctimas de su criminal terrorismo son ignoradas. La guerra contra el ataque armado del comunismo fue llamada represión, y los crímenes cometidos son premiados como hazañas, con emolumentos en pesos moneda nacional.
Monseñor Arancedo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina presta su apoyo a Estela Carlotto en una breve aparición del spot publicitario de las abuelas de Plaza de Mayo, diciendo: "La moral no es solamente no mentir; esconder la verdad o callarla también es inmoral”.
Palabras del periodista José Luis Milia: "Debería meditar, monseñor, cuanta injusticia han sufrido otros y no han recibido de él ni tampoco de sus compañeros de Conferencia ni una palabra de consuelo. Ni la abuela de Cristina Viola, ni la abuela de Paula Lambruschini ni la Abuela del Tte. Berdina -sólo estas pocas abuelas como muestra de un buen número de nietos asesinados- tuvieron a un obispo a su lado pidiendo justicia y menos aún, a un Papa que las invitara al Vaticano para honrar su recuerdo."
La balanza se sigue inclinando para un sólo lado y las lecciones no se aprenden ni con sangre. El Gobierno con astucia y con perfidia ha sacado provecho de una política mentirosa, apropiándose de los derechos humanos como una herramienta adecuada a sus propósitos. La sociedad, la oposición, las instituciones, la justicia, continúan bajo el efecto de la anestesia, adormecidas por el "relato" que se viene repitiendo desde hace más de una década. Tarde o temprano, se escuchará el tronar de la justa reacción ciudadana.