Cuando comenté el artículo del diario La Nación titulado “El Gobierno teme que la Corte invalide la ley de Subrogancia y la remoción de Cabral ", dije que "el Gobierno "teme" porque "sabe" que es inconstitucional tanto la ley como la remoción y expresé, inadvertidamente, una gran verdad que el periodista de La Nación Jorge Fernández Díaz la hace brillar con luz propia en su excelente artículo “El kirchnerismo y su espectacular admisión de culpas”. Su argumento es realmente brillante y de indudable convicción. Transcribo lo esencial al respecto, sin ningún comentario al margen, pues es la exégesis más completa que se puede leer sobre la biblia cristinista en cuanto a su “mea máxima culpa".:
"Cada vez que el oficialismo desplaza a un juez o a un fiscal demuestra que ha estado evaluando detenidamente el asunto y que espera un fallo condenatorio. Nadie se preocupa por un verdugo si no presume que está destinado al cadalso. Cada ficha judicial que mueve el Gobierno vuelve, por lo tanto, más evidente su responsabilidad penal. La validez del acuerdo con el régimen de Teherán, que fue pergeñado en la soledad de Olivos pero refrendado por la escribanía automática del Congreso, despertaba todavía serios interrogantes. El zafarrancho que terminó con la competencia de Cabral no hizo más que confirmarle a la opinión pública que ese acuerdo era efectivamente inconstitucional.
Este fascinante e involuntario proceso de admisión pública se aplica, a su vez, en los casos Boudou, Hotesur y Milani. A partir de ahora, será muy fácil detectar la culpa oficial en actos aberrantes o deshonestos: los kirchneristas nos irán señalando paso a paso, expediente a expediente, juzgado a juzgado, los chanchullos que cometieron e implícitamente la valoración secreta que se hace en el palacio sobre cada tema. Podremos, antes de diciembre y posiblemente después también, confeccionar un mapa completo de las transgresiones, delitos y pecados de esta larga década gracias a las destituciones y apartamientos de magistrados y auxiliares que se irán realizando para proteger a la reina, a su familia y a los principales alfiles y comediantes de la corte kirchnerista. Cada movida en ese tablero será una fabulosa confesión de parte. Que quedará debidamente asentada en los libros de historia y en la memoria colectiva. "