A medida que las aguas van bajando
aparecen con el tiempo los actos de corrupción, de ilegitimidad, de total
desapego a la Constitución y a la leyes, de un gobierno populista que se ha
valido de la mentira, de la venganza, del robo a las arcas nacionales, para
ejercer con total impunidad una ambición de poder concretada durante más de una
década con abierta repugnancia a los valores de un ser humano.
La sociedad contempla asombrada el
desfile de la ex presidente, sus ministros y testaferros ante los tribunales
federales, imputados de gravísimos delitos en la función pública que van desde
el enriquecimiento ilícito hasta malversación de fondos, fraudes totales en la
infraestructura del país, descubrimiento de fastuosas propiedades y bolsas repletas
de dólares y escudos, sociedades ilícitas mantenidas en contratos firmados por
los mismos en abierta violación a los deberes de los funcionarios públicos,
extorsiones, pactos con narcotraficantes, un verdadero monumento a la corrupción
oficial jamás visto ni imaginado en los anales de la historia de un país
sometido y devastado al límite de su capacidad.
Como bien decimos,
cotidianamente el pueblo observa estupefacto nuevas revelaciones que son
propias de los libros o películas de ficción.
Es tal la magnitud de esta auténtica
tragedia que el periodismo no ha reaccionado todavía en la dimensión que era de
esperar, en especial los de mayor prestigio, escrito, oral o televisivo. Es
como si se restara importancia a hechos trascendentales que se están operando
al motor de un cambio fundamental en el giro político, moral, cultural e
internacional. Lo tienen a la vista y no lo ven.
Hay miles de ejemplos que venimos
comentando en nuestro espacio, que ponen en claro una cierta continuación del
relato, por vicio o por costumbre, no apreciados debidamente en los medios y.
en algunos organismos del Estado. Ha habido un cambio y no lo ven o se niegan a
verlo.
El presente escrito lleva el propósito
de un desafío al periodista. Comprueben la veracidad de una noticia leída hoy
en YOUTUBE.COM y demuestren su reacción.
En un video se muestra que durante la
simbólica reunión en la casita de Tucumán, se firma el acta de la
Independencia, símil a la firmada por nuestros próceres el 9 de julio de 1816,
con la finalidad de concretar la adhesión de todas las provincias, incluyendo
las nuevas surgidas posteriormente y las en ese tiempo ausentes.
En un gesto obsceno, el vice
gobernador de Santa Cruz, Pablo González, reemplazante de la gobernadora
ausente, Alicia Kirchner, se inclina sobre el acta, toma la lapicera, realiza
una verónica con la misma, y simula firmar.
Aquí volvemos a apreciar otro más de
los actos indignos, maliciosos, mentirosos y fraudulentos que se agrega a los
que nos referíamos en párrafos anteriores.
Desde este modesto espacio, yo
denuncio al canalla Pablo González como traidor a la patria, al gobierno, a sus
electores, y a todo el pueblo argentino y exijo el sometimiento a juicio
político.
Si bien el acto de la jura en la
casita de Tucumán en el año 2016 constituyó un acto simbólico propiciado como
homenaje al Bicentenario por el actual Gobierno Argentino, la simulación del
canalla es un delito político y debe ser condenado.
El Código Penal puede ser considerado
de aplicación, quizá simbólica, ya que exige un daño y aquí es moral. En su
articulado dice:
“Será castigado con las penas de
prisión de tres a seis años, multa de seis a veinticuatro meses e
inhabilitación especial por tiempo de dos a seis años, la autoridad o
funcionario público que, en el ejercicio de sus funciones, cometa falsedad:
Alterando un documento en alguno de sus elementos o requisitos de carácter esencial.
Simulando un documento en todo o en parte, de manera que induzca a error sobre su autenticidad.”
Alterando un documento en alguno de sus elementos o requisitos de carácter esencial.
Simulando un documento en todo o en parte, de manera que induzca a error sobre su autenticidad.”
Los motivos que habrá tenido este
sujeto para cometer este acto simulado, de carácter repugnante, no es de
nuestro interés, estarán en su conciencia, si es que la tiene, pero no cabe la
menor duda que fue un mandato de la familia Kirchner por obra de Alicia,
hermana de Néstor y cuñada de Cristina.
¡Cuántos hechos y
actos de esta naturaleza, guiados por el fatídico relato, se seguirán
repitiendo por un tiempo más, hasta la irremediable sepultura del populismo
kirchnerista!