Hasta donde
ha llegado el conocimiento de nuestro grado de incultura, que los extranjeros
se sorprenden de que hablemos otros idiomas. Esto era muy corriente en épocas
pretéritas y los funcionarios diplomáticos del servicio exterior manejaban
varias lenguas sin que nadie se sorprendiera. ¡Cuánto nos falta para volver a
le que fuimos, cuánto! Mon Dieu”
Eso dijimos
ayer ante las palabras en perfecto francés del ministro Prat Gay, ante
empresarios de esa nacionalidad y hoy lo confirmamos ante la intervención de
nuestro presidente en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde recibió
un cálido saludo, felicitaciones y agradecimiento de toda la comunidad
internacional…..menos de nuestro país. Que el presidente de la Bolsa, Thomas
Farley lo saludara con un abrazo y le expresara “Al fin conozco al rockstar del
momento” es realmente significativo. Que los prestigiosos periodistas y medios
de comunicación argentinos no destacaran su brillante intervención, como era de
esperar y que, por el contrario, se llenara de comentarios y polémicas por una
declaración del presidente sobre una breve conversación con la Primera Ministra
británica, es una muestra de lo mucho que falta para volver a lo que fuimos.
Cuando con
toda objetividad comprobamos que el mundo político y económico visualiza al
nuevo gobierno argentino como una gran esperanza de salir finalmente del
populismo comunista y bolivariano que ya devoró en sus fauces a Venezuela y que
en el orden interno pareciera que esto no fue percibido todavía y se persiste
en analizar los hechos políticos con cierta tendencia populista surgida del
falso relato abonado de mentiras y falsedades y se hace pie en una fraguada
revisión histórica, cuando los grupos militantes de políticos
izquierdistas,agrupaciones como La Cámpora, aunque disminuídos en cantidad, continúan con su prédica en pos de la
recuperación del poder perdido, acompañados por un periodismo indulgente e
interesado, entonces se nos hace carne que resta una larga lucha para poner en
pie a un país vuelto al revés que objeta el cambio y desea permanecer de
espaldas. Aparte de la gigantesca corrupción que ha sorprendido en forma
desusada a toda la sociedad y hasta al periodismo, no se ha evaluado la
carencia de conocimientos, idoneidad,
educación y cultura por parte de los funcionarios, legisladores, jueces,
docentes y empleados comunes que han ocupado puestos en un prolongado lapso de
doce años en la anterior administración. Una diferencia tan abismal con los que
se van nombrando últimamente, trae como consecuencia, resentimiento y envidia y
provoca una crítica generalizada que se advierte en especial en el periodismo,
proclive a satisfacer a los disgustados y enfadados lectores y televidentes. De
ahí proviene el menoscabo con que se estima a los integrantes del gobierno al
calificarlos de gerentes, ceos y empresarios, carentes de sensibilidad social y
política.
¡Qué poco se
aprende de la tragedia y de la miseria!
¿Será
posible que la sociedad no se haya dado cuenta del cambio que se está operando
en la instituciones, en la política, en el manejo de los tres poderes
independientes, en la relación internacional reanudada con el mundo de países
civilizados, en la comunicación con la gente y con el periodismo antes
inexistente?
Por todo lo
expresado en este comentario, redactado
con la buena intención de que las autoridades no abandonen el seguimiento de un
cambio fundamental en el país, ratificamos nuestra opinión de que la Argentina
tiene el reconocimiento internacional del nuevo camino emprendido, factor de
esencial importancia para el logro de sus objetivos. Sólo esperamos una correspondencia
similar en el orden interno en el más breve tiempo posible.