A mis amigos
virtuales:
El 11 de diciembre les envié el artículo “El insólito caso
del Informador Público” de mi blogspot “Habla la experiencia”. Desde esa fecha
dejé de leerlo, pero hoy un buen amigo me comunicó que en la edición de hoy,
domigo 8 de enero, se encontró con que de
22 artículos, 5 eran de los dueños del pasquín, Tórtora y Cherashny y 3 del
inefable petulante peronista Hernán Andrés Kruse, con lo cual compartía mi opinión
respecto al informativo y me sugería su lectura, en especial los tres artículos
de Kruse.
Volví a sus páginas y tuve el consuelo de leer colaboraciones
de cinco de mis amigos que le proporcionaban una fresca brisa a tan hedionda
publicación.
Sacrifiqué mi placer por la buena lectura y me aboqué de
lleno a los tres artículos de Kruse, uno referido a la educación donde
resaltaba los ataques de la Policía Federal golpeando a mansalva a los gremialistas de ATE, impidiéndoles
insólitamente su ingreso al Palacio Sarmiento. Elogiaba la política educacional
de Cristina por el Plan Nuestra Escuela gratuito para docentes, sobre el cual se
dedicó a comentarlo con una sucinta transcripción de sus bondades. Criticó los
salvajes despidos de más de 400 empleados e hizo uso varias veces de la famosa
palabra del relato “represión”. A la derecha gobernante lo que le sale bien es
despedir y reprimir, como ha quedado demostrado ayer en el Ministerio de
Educación de la Nación, concluyó.
Otro de sus artículos llevaba el título apocalíptico “Los
aterradores datos del INDEC” y en él se
esmeraba en insertar cifras y porcentajes que demostraban la indigencia en el
país desde el advenimiento de Macri.
A continuación brindó
sus comentarios sobre los incendios forestales criticando acerbadamente al
gobierno nacional y al ministro Bergman, sobre el cual volcó toda su indignación.
En la misma página se dedicó a reprobar
el proyecto del gobierno sobre la reforma del régimen penal juvenil
manifestando que ya existe una Ley de Protección Integral de los derechos de
niñas, niños y adolescentes y que el propósito del gobierno es electoral. Que
la cantidad de niños de 14 años que cometen delitos es ínfima.
El tercer artículo es una crítica despiadada al flamante
ministro de Hacienda que no vale la pena leer porque, como es su costumbre, el
recurso que utiliza constantemente es la transcripción de publicaciones
aderezadas con el fin de justificar sus opiniones. Sin solución de continuidad
y con una verborragia asombrosa sigue con el Banco Central que, según su
opinión, avalada por cifras y tasas tiradas indiscriminadamente al papel de su
escrito, provoca con sus resoluciones el alza de la inflación que en este año
2017 crecerá en una proporción muy superior a la prevista. En lo que se podría
definir como una catarata de sabiduría se extiende luego sobre la injusta
prisión de Milagro Sala. Dice que la convivencia democrática es mérito de la sociedad
porque lo de Macri es un desacierto. Que en relaciones internacionales se ha
retrocedido un montón (sic). En el caso Nisman dice que le preocupa la
violación del principio de cosa juzgada, (cuando en realidad no hay juicio ni sentencia, sólo se decide abrir la
investigación a una denuncia). Asegura que Nisman se suicidó y que mantenía
relaciones financieras con los EE.UU. y que se descubrieron turbias
transferencias de dinero desde las Vegas. Manifiesta que el reconocido jurista
internacional Zaffaroni consideraba que en la denuncia ni figuraba ningún delito. Cita desafortunada, a mi entender.
Critica finalmente la economía con una burla extractada de un
comentario, “Ahora el maestro cocinero deberá viajar menos y ponerse pronto el
delantal, porque no huele limpia la cocina. La macricocina tiene grietas por
todos lados como la macrieconomía.
Es admirable la capacidad de este articulista que es apto y
ducho para escribir tres artículos de tópicos totalmente diferentes que
brevemente resumimos como políticos, económicos, judiciales, bancarios,
educativos, gremialistas, internacionales, ecológicos, con una soltura y
habilidad para transcribir comentarios ajenos, de lo que hace gala en todos sus
escritos, que le permite producir páginas que llevan al aburrimiento al lector más entusiasta.
Cada uno tiene el derecho de leer lo que le venga en gana, de
modo que no es mi propósito sugerir el abandono de la lectura del Informador
Público, porque yo así lo haya hecho, pero tampoco puedo permanecer en silencio
ante la batería de municiones de todo calibre que dispara contra el gobierno en todas las áreas,
que más que críticas han conformado un ataque frontal. indisimulado, sobre las
bases ideológicas sustentadas por el anterior gobierno kirchnerista.
No es casual que tal acción coincida con las protestas y
cortes de calles y avenidas por piqueteros y militantes de organizaciones
izquierdistas y gremiales que hacen
pública su incitación a derrocar al gobierno constituido.
Finalmente, es necesario destacar que al pie de cada
artículo, el Informador deja un espacio para comentario de los lectores, muy
oportuno para el caso que hemos desarrollado, pues pudimos comprobar que en los
tres artículos citados, la reacción adversa a las publicaciones fue unánime,
algunas con insultos soeces al escritor, que condenamos, pero con un sentido de
crítica que es una forma de compartir nuestra opinión.