miércoles, 1 de febrero de 2017

GIL LAVEDRA Y GÓMEZ CENTURIÓN


En el blogspot de ayer en el que hacíamos un comentario acerca de la entrevista realizada en TV a la abogada Victoria Villarruel, dimos un pantallazo sobre la desafortunada intervención que le cupo al  doctor Ricardo Gil Lavedra. Hoy, casualmente, el diario Clarin publica un artículo del mencionado político con el sugestivo título “Gómez Centurión, negación y bochorno”.
Aparentemente ha caído en la cuenta de su desubicación en el referido programa, donde habló de este tema, fuera de lugar, y ahora decidió ponerlo en contexto, para salir de ese bochorno.
En dicho artículo no hace más que reiterar sus expresiones televisivas, acusando al titular de la Aduana de “negacionismo”, aclarando que este concepto se refiere al movimiento intelectual y político que intenta desconocer, relativizar, deslegitimar o trivializar el holocausto discutiendo el número de víctimas, el alcance de la persecución, la ubicación de las cámaras de gas, la existencia de epidemias, etc.
Por lo tanto y salvando las diferencias, dice, Gómez Centurión ha cometido un claro acto de “negacionismo” de nuestra propia tragedia, (que por poco llama holocausto), minimizando su gravedad y diluyendo las responsabilidades.
Para ubicar al lector, esta grave acusación responde a unas declaraciones radiales del denunciado “negacionista” cuando manifestó no creer en la existencia de un plan sistemático del militarismo para aniquilar a la ciudadanía, es decir, una opinión que muchos de nosotros comparte.
 Al transcribir más adelante sus diatribas, no es posible entender contra quienes se realizaba esta represión”ilegal”, ¿eran tropas extranjeras? ¿eran fuerzas subversivas? ¿eran indígenas invasores? Si no eran terroristas organizados, ¿para qué las torturas sistemáticas?
 Toda esta dantesca verborragia del ex presidente de los tribunales que dictaron prisión perpetua a los miembros de la Junta Militar, toma una proporción gigantesca cuando reitera su teoría de la macabra y sanguinaria diversión de los militares en un rapto de locura afirmando,

“El Terrorismo de Estado en Argentina en las décadas de 1970 y 1980 fue un período de terrorismo de Estado llevado a cabo en el país que culminó con la última dictadura cívico-militar denominada “Proceso de Reorganización Nacional”, que gobernó la Argentina entre comienzos de 1976 hasta la restauración de la democracia en 1983. Durante este tiempo el Estado realizó un régimen de represión ilegal, violencia indiscriminada, persecuciones, tortura sistematizada, desaparición forzada de personas, maniulación de la información y demás formas de terrorismo de Estado. Se estima que durante ese período las fuerzas represoras del gobierno de facto hicieron desaparecer a aproximadamente 30.000 personas”
Cuando nos dedicamos a expresar  por escrito nuestros comentarios, volcamos en el papel hechos concretos que, las más de las veces, transcribimos a fin de evitar una doble interpretación. Guardamos sinceridad, objetividad y aceptamos divergencias y opiniones contrarias, pero aún cuando dejamos al lector el libre albedrío para el análisis de la lectura, sentimos la obligación de brindar nuestro parecer sobre el tema explicitado.
En este caso en particular creemos percibir cierta petulancia en el actor principal, el doctor Gil Lavedra, provocada posiblemente por la relevancia que adquirió su figura en 1985, en su gestión de condena a los miembros de la Junta Militar.
Sus antecedentes lo ubican como procurador general en la Corte Suprema de Justicia, durante el Proceso de Reorganización Nacional. Fue Vicepresidente del comité contra la Tortura de las Naciones Unidas entre 1987n y 1995. Entre 2001 y2003 se desempeñó como juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) Entre 2002 y 2005 fue Conjuez de la Corte Suprema de la Nación. En 2016 se constituyó en abogado defensor de la Vicepresidente Gabriela Michetti, investigada por lavado de dinero a través de la fundación SUMA que preside.
Actualmente se desempeña como asesor en el programa Justicia 2020 impulsado por el ministro de Justicia, Germán Garavano.