Hay hechos de gran importancia que pasan desapercibidos por la
población. Acabo de ver por la televisión alemana DW en español, una entrevista
realizada a nuestro presidente Mauricio Macri por una periodista enviada
especialmente por dicho canal a la quinta presidencial de Olivos.
Al comprobar el respeto, la educación y el conocimiento de dicha
señorita con respecto a la política argentina, no pude menos de compararla con
nuestros reporteros. Sus preguntas fueron propias de una verdadera profesional
en la materia que mostraba interés en las respuestas que recibía. Sabía lo que
trataba y lo demostraba al puntualizar correctamente el vocabulario utilizado.
Quería transmitir a su país una real y adecuada visión de nuestros problemas en
la voz de nuestro presidente.
Las respuesta que dio el Ingeniero Macri fueron precisas
concretas, sin alardes ni petulancia, con un sentido de responsabilidad en su deseo, según dijo, de comunicarse con los alemanes y reconstruir las
relaciones perdidas. No me fue posible evitar la comparación con la anterior
mandataria, sobre la cual no es necesario insistir con respecto a su rudeza y
grosería, plena de errores comunes, históricos y gramaticales.
El genuino propósito que lleva este comentario es el de poner
sobre tablas el desinterés, o la intención que ex profeso se advierte en
nuestro enviciado periodismo, en la notoria ausencia de información referida a
muchos actos oficiales, como el citado. En efecto, ese reportaje de un interés
político internacional no ha sido difundido en ninguno de los canales
argentinos, por lo menos por cortesía hacia el auditorio, en razón de la
significación y relieve que tiene para
el país, otra vez en los foros internacionales que había abandonado en forma
irresponsable.
La misma apreciación debo formular en ocasión de la visita al
reino de Holanda realizada por el primer magistrado, pues fue mezquina e
incomprensible la poca difusión que le prestó el periodismo, en su casi
totalidad.
Debe
entenderse que estas líneas no implican un objetivo o pretensión de que los medios
publiciten todos los actos del gobierno, como se vieron obligados a hacerlo
durante quince años en forma desmesurada. Tienen el derecho a la crítica que
siempre les fue respetada por este gobierno, pero sucede que a veces la omisión
“involuntaria” es llamativa y se presta a diversas interpretaciones.