Nos preguntamos
qué esperaba nuestro complaciente gobierno con la llegada de la orquesta
zafarónica de la OEA bajo la batuta del maestro bombista Horacio Verbitsky.
Habíamos advertido su formación y cuidadosa preparación, pero no fuimos
escuchados, de modo que sin ningún contratiempo fueron emitiendo sus notas y
seduciendo a los complacientes y temerosos funcionarios que no se atrevieron a
impedir su atronadora repercusión totskista.
Con el
beneplácito oficialista, así llegaron para ejecutar la sinfonía izquierdista de
los derechos humanos en la ciudad de Jujuy, dedicada a la penitente Milagro
Sala. Destacaron su proverbial especialidad en armar escenarios que mostraban
una similitud asombrosa con los que hemos venido apreciando en los juicios de
lesa humanidad.
Sus
vibrantes notas se esparcieron en todo el ámbito del país, especialmente en los
poderes ejecutivo. legislativo y judicial, llegando a provocar una apasionada adhesión
que forzó al gobierno a suspender en tan sólo veinticuatro horas los efectos
perturbadores de la ley denominada 2x1.
El escenario
del teatro montado en dicha ciudad fue ocupado por un coro de militantes
izquierdistas, cuyas voces entonaron como introito la Internacional Comunista.
Las butacas
del teatro fueron ocupadas , en primera fila por funcionarios del gobierno; en
la segunda fila se destacó el rostro vacuno de los periodistas políticos, en
mayor cantidad los de televisión. Fue notoria la ausencia de los miembros de la
iglesia, tanto en la sala como en el escenario,
El éxito
obtenido fue de tal magnitud que la Argentina invitó a la célebre orquesta del
CIDH para que celebre su actuación anual en la ciudad de Buenos Aires entre el
22 y el 26 de mayo, con lo cual se supone que el 25 de Mayo será suspendido.
La aceptación
fue muy celebrada por el gobierno con el convencimiento en que el diálogo
permanente es un instrumento fundamental para el sonido de los acordes
orquestales de una sinfonía internacional de los derechos humanos.