Hace un año, el 4 de mayo de 2016, decíamos con
respecto a los denominados juicios de lesa humanidad que “la parte querellante
la conforma el gobierno bonaerense en la persona del secretario de Derechos Humanos de la
Provincia, Santiago Cantón, recientemente designado por la gobernadora María
Eugenia Vidal, que al hacerse cargo de la función expresó textualmente:
“El Estado bonaerense a través de esta
secretaría se presentará como querellante en los procesos de lesa humanidad.
Existe la firme voluntad de la gobernadora Vidal de continuar con estos juicios
y con la política de memoria, verdad y justicia. No habrá marcha atrás con
estos temas.”
Se da la curiosa coincidencia de que estas últimas
siete palabras de la declaración fueron también pronunciadas por el presidente
de la Corte Suprema, Lorenzetti, delante del presidente Macri, y por Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos
del gobierno nacional, en nombre del presidente.
Queda por tanto firme la política kirchnerista de
la memoria, verdad y justicia, con el sesgo remanido que rige para unos y
no para todos, es decir, tuerta, renga y manca.
Las dos secretarías de los derechos humanos le
marcan la cancha a nuestro presidente, contradiciendo su promesa electoral de
“terminar con el curro de los derechos humanos”, según sus propias palabras.
Gran intérprete del tema es el periodismo que calla
y habla conforme a los “interese creados”, al decir de Jacinto Benavente, que ahora
solloza por la carestía de la vida que hiere a los más vulnerables, que critica
desbocadamente políticas laborales del gobierno, que en aras de la empalagosa
independencia periodística se complace en dar cabida en sus notas y reportajes
a los causantes de la anarquía y corrupción por ellos dejadas, a la
entronización de los sinuosos gatopardistas, adalides de la mercenaria política
ejercida con una prodigiosidad digna de mejor causa.
Con el mayor respeto, reconozcan señores
periodistas que el tema encarado en este breve pero sincero artículo, es
totalmente ignorado y silenciado en vuestros prestigiosos medios.”
Hasta aquí el citado artículo que
ahora vemos actualizado a raíz de la correcta decisión de la Corte Suprema de
Justicia que declaró aplicable el
cómputo del 2x1 para la prisión en un caso de lesa humanidad. El fallo se
ajusta a derecho y es justicia. Sin embargo, la declaración final pone el
acento en el leitmotiv del asunto al decir: “La mejor respuesta que una
sociedad respetuosa de la ley puede darle a la comisión de delitos de lesa
humanidad, y la única manera de no
parecerse a aquello que se combate y se reprueba, es el estricto cumplimiento
de las leyes y de los principios que caracterizan el Estado de Derecho”. Aparentemente, no se reparó en que esto no se
cumple en la sustanciación de los juicios de lesa humanidad, donde son
ignorados todos los principios del Derecho Penal, y los acusados son sometidos
a ordalías, donde deben atravesar duras pruebas para demostrar su inocencia. A
contrario sensu de lo establecido en la
legislación penal.
Nos preguntábamos en el blogspot de
ayer ¿Se abre un panorama? La respuesta es positiva pues todos los
medios dieron amplia publicidad a las opiniones favorables y críticas del
fallo. La sociedad entró en ebullición y, como es su costumbre, el periodismo
busca exacerbar las pasiones opuestas
difundiendo declaraciones
ofensivas y violentas de los que no comulgan con el fallo, y las
razonables y mesuradas, las menos, que
acompañan la sentencia con argumentos netamente jurídicos.
Es innegable que, a pesar de la posición
comprometida del gobierno, que ha venido
manteniendo el relato de la memoria, verdad y justicia con un sesgo que rige
para unos y no para otros, es decir, tuerta, renga y manca, como dijimos anteriormente,
se aproxima el momento de una definición
que coloque en blanco y negro, la legalidad o la ilegalidad de los juicios de
lesa humanidad, que ya nadie puede dudar de sus propósitos de venganza. La ideología,
la parcialidad y la política han dejado avanzar demasiado a través de los años estos procedimientos que
el terrorismo de izquierda, derrotado en
lucha armada, implantó con un sello inaceptable
de legalidad.
Es tan grande el mal que nos ha
dejado tanto tiempo de relato, corrupción y mentiras, que la decantación va a
ser prolongada, pero sin pausa, hasta llegar a la ansiada paz y reconciliación
que el gobierno debe lograr con el apoyo de toda la sociedad.