Estas fiestas de Navidad y Año Nuevo las dedico muy especialmente a todos los presos políticos, militares y civiles que padecen una prisión injusta y perversa, hacinados en fétidas mazmorras, privados de toda atención médica, en condiciones de higiene infrahumanas, separados de sus queridas y sufridas familias, sin ninguna consideración a su avanzada edad, a sus enfermedades crónicas e incurables, abandonados por la mano de Dios, héroes de la guerra contra el comunismo terrorista y abandonados por una sociedad ingrata, indolente y corrompida por el relato y el modelo de los Kichner, víctimas de la venganza de aquéllos cobardes perdidosos en el campo de batalla que siguen gozando de sus prebendas y subsidios, muchos de ellos, muchos, encaramados en el nuevo gobierno democrático triunfador en las elecciones que, a pesar de sus promesas, no cumplió con el sagrado deber de repara la injusticia de los llamados juicios de lesa humanidad. y los dejó desamparados en incomprensible e inhumano comportamiento que incluyó a sus familiares que jamás recibieron visitas, consuelo ni apoyo por parte del oficialismo.
Una oración elevo a todos ellos rogando por la merecida paz, justicia y reconocimiento que se merecen. Y otra para los que fallecieron en cautiverio, casi 489, para que descansen en paz, en la seguridad de que algún día figurarán en las páginas gloriosas de nuestra historia, como ya laten en lo más profundo de nuestros corazones.
Van nuestros más fervientes deseos de que el próximo año vean la luz de la libertad y de la justicia que hasta ahora les han sido negadas.