miércoles, 9 de enero de 2019
DEJEMOS LA CIDH
Por razones de política y exigencias del protocolo que observan las naciones del globo en sus relaciones internacionales, se producen adhesiones a organismos mundiales de justicia que dicen defender los derechos humanos, pero con una intromisión indebida en las legislaciones nacionales de los países miembros. Esto se viene acentuando durante los últimos treinta o cuarenta años, en especial cuando por algunas modificaciones en los estatutos se permite ahora la aceptación e investigación de denuncias de particulares en contra de sus gobiernos.
La CPI en la ONU y la CIDH en la OEA han dado muestras de una creciente inclinación izquierdista en sus intervenciones y pretendidas sentencias, influenciada por ciertas ideológías ajenas al derecho y a la justicia, y esta situación está dando muestras de desagrado en los países que han recuperado la democracia con el desalojo del populismo, caso de Brasil, Chile y Argentina .
Es un proceso lento, lógicamente, pero que no debe ser demorado, ya que se ve afectada la soberanía e independencia nacionales.
Ahora le toca a Paraguay que debe pensar seriamente si quiere o no seguir formando parte de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos
El senador Salyn Buzarquis habló de la inminente condena a su país por el caso de los secuestradores Arrom y Martí que obligaría al pago de una suma de más 60 millones de dólares alegando tortura de la policía paraguaya a los acusados, lo que equivaldría a dar un premio millonario al que secuestre.
Esto es una gran falacia, agregó, acá se quiere ideologizar, es una cuestión ideológica donde los derechos humanos son para los delincuentes.
(No olvidemos que el garantista Zaffaroni, ex juez de la Corte Suprema, forma parte de esa “honorable” CIDH)
Además, el Canciller se expidió sobre este caso, expresando una gran verdad que también se ha comprobado en la Argentina. “Hay sometimiento a las ONG.”
El retiro de los Estados Unidos de la Corte Internacional de la Haya (CPI) tuvo su mejor explicación en el fuerte y sincero discurso que pronunciara su presidente Donald Trump en el mismo Salón de la ONU, cara a cara, frente a sus miembros. Dijo textualmente:
-"En lo que concierne a los Estados Unidos, la Corte Penal Internacional, no tiene jurisdicción, legitimidad ni autoridad.
-La Corte Penal Internacional asegura tener jurisdicción universal sobre los ciudadanos de todos los países violando todos los principios de justicia, imparcialidad y debido proceso.
-Nunca entregaremos la soberanía de los Estados Unidos a una burocracia internacional que nadie elige y que no rinde cuentas ante nadie.
-Estados Unidos está gobernada por los americanos.
-Rechazamos la ideología del globalismo y adoptamos la doctrina del patriotismo".
Tampoco reconoce Estados Unidos a la CIDH, de la cual no es miembro.
En nuestro país tenemos una extensa y desgraciada experiencia acerca de las maniobras izquierdistas de este organismo, que siempre se ha inmiscuido en la falsa defensa de los derechos humanos a favor de los terroristas.
En noviembre de 2017, decíamos:
“Una Comisión que se arroga derechos que no tiene”, con referencia a la intromisión en el país de una delegación de dicho tribunal que exigía la liberación de la delincuente Milagro Sala, detenida en Jujuy.
Más tarde exigía su prisión domiciliaria.
El actual Secretario de la Cidh, Almagro, en plena posesión de su mandato le enviaba una carta oficial a la delincuente, con membrete del organismo manifestando su apoyo y defensa.
La operación de las organizaciones de derechos humanos, respecto al caso Maldonado, a fines de 2017, las ONG de derechos humanos, travestidas en un verdadero holding internacional al comando de Horacio Verbitsky desde la presidencia del CELS, contó con el habitual e interesado apoyo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el Serpaj, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y la Comisión Provincial por la Memoria de Buenos Aires junto a otras cada día más desprestigiadas organizaciones para denunciar la falsa acusación del mapuche “desaparecido.”
Se sumaron una vez más, la CIDH, la Acnudh y Amnesty International, entre otras agencias y organizaciones internacionales.
¿Se necesitan más ejemplos para comprender la imperiosa necesidad de retirar a la Argentina de esta organización internacional de indudable inclinación marxista que favorece abiertamenta al terrorismo?
Lo venimos solicitando al gobierno desde hace cuatro años y los hechos, decisiones y sugerencias de parlamentarios del continente justifican nuestra demanda.
No puede existir un tribunal internacional conformado por jueces de manifiesta parcialidad, cuya intervención e ilegítimas sentencias basadas en los derechos humanos se incline sólo para un lado por razones ideológicas de carácter político.
Si a pesar de los reclamos por sus fallos y oficiosas intervenciones, se mantiene su existencia, entonces la única solución es retirarse del organismo.